Sábado 28 de Junio de 2008 Edicion impresa pag. 50 > Cultura y Espectaculos
"El Coloso", una obra que nunca pintó Francisco de Goya

MADRID, (DPA).- "El Coloso", una de las grandes obras de Francisco de Goya (1746-1828), no fue pintado por el maestro español, sino que su autoría se debe "casi con toda seguridad" a un discípulo, Asensio Juliá.

Quien así lo asegura es el Museo del Prado, la pinacoteca más importante de Europa, que está realizando un exhaustivo análisis de la tela.

"Para mí, esta obra no es de Goya", manifestó en rueda de prensa Manuela de Mena, jefa de conservación de pintura del siglo XVIII y una de las mayores expertas del mundo en la figura y la obra del artista de Fuendetodos.

"El Coloso", pintado entre 1808 y 1812, muestra a un gigante caminando entre personas que huyen de él despavoridas. La obra se exhibe en el Prado y hasta ahora se la relacionaba con las que Goya pintó sobre la Guerra de la Independencia española frente a las tropas napoleónicas.

La pista la dieron dos caracteres pintados en la parte baja del lienzo. Hasta hace poco se creía que era un misterioso número 17, pero ahora, lo que el Museo del Prado cree es que son una A y una J, escritas con la caligrafía de la época y correspondientes a las iniciales de Asensio Juliá, pintor valenciano que colaboró con Goya en los frescos de la Ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, y a quien algunos consideran el único discípulo del genio aragonés.

Pero la pinacoteca y sus profesionales no se han quedado sólo ahí, sino que han estudiado con profundidad todos los detalles del lienzo. La figura del gigante es "muy clasicista", no corresponde a la "forma de hacer" de Goya, dijo De Mena.

Un artista que dominó la representación de la anatomía humana no habría trazado de forma tan tosca la musculatura de los brazos del gigante. Hay además otros "errores" en el lienzo que jamás habría cometido el artista que retrató el levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses de mayo de 1808 y la represión que lo siguió en "La lucha contra los mamelucos" y "Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío" (1814).

Goya pintaba sus paisajes de forma muy minuciosa, y eso no es lo que se aprecia en el lienzo del gigante. Y tampoco habría contradicho jamás una ley física, algo que ocurre en este lienzo, que muestra a un jinete cayendo de su montura en contra de lo que dicta la razón.

"Corresponde a otra mano distinta" a la del maestro, indicó la jefa de conservación de pintura del siglo XVIII.

Quizá porque ya intuían algo, los expertos del Museo del Prado no incluyeron este cuadro en la gran exposición "Goya en tiempos de guerra".

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