Hay que votar. En democracia gana la mayoría. Simplificando, como hacen los periodistas, el ex presidente Néstor Kirchner ordenó a diputados y senadores conducidos por el santafesino Agustín Rossi y el rionegrino Miguel Pichetto que la cuestionada resolución 125 (retenciones móviles) del depuesto ministro Martín Lousteau y su correctiva "no se tocan".
¿Quiere decir que no habrá debate? "Nada que ver. Se hará catarsis. Los oficialistas K están dispuestos a soportar todo, hasta ser fustigados desde las bandejas por las barras de chacareros de Alfredo de Angeli", confió a "Río Negro" un miembro del gobierno que, sin embargo, admitió alternativas consensuadas al rígido proyecto del Ejecutivo en el caso de que un número aún impreciso de "temerosos" legisladores del oficialismo se "dé vuelta" y deje al kirchnerismo "sin el pan y sin la torta".
Al trompo del conflicto que giraba vertiginosamente desde el 11 de marzo se le soltó el piolín en la última semana: el sábado fue apresado por unas horas en un piquete entrerriano De Angeli ("Lo llevaron a upa", ironizó Kirchner, que ese día se manifestó en Plaza de Mayo); el domingo, el vicepresidente Julio Cobos pidió la intervención del Congreso; el lunes hubo multitudes con cacerolas y bocinas en las ciudades, mientras el piquetero Luis D'Elía denunciaba un golpe económico; el martes la presidenta recogió el "puente de plata" tendido por Cobos y giró las retenciones móviles al Parlamento; el miércoles, por cadena nacional y también desde la plaza, Cristina Fernández atacó a los ruralistas que extendieron el paro; el jueves, mientras se sucedían fuertes presiones sobre los legisladores, la Rosada desautorizó una convocatoria de Cobos a gobernadores K y las entidades agropecuarias deslizaron sospechas sobre "una trampa" en ciernes y el viernes, más distendidos los ánimos, los productores anunciaron: "Nos vamos de las rutas".
El loco giro en el que entró el país durante 101 días comenzó entonces a aplacarse, lo que no significa el fin del pleito ni mucho menos. En realidad, habrá que acostumbrarse a convivir con él, ya que el trámite parlamentario insumirá no menos de cuatro semanas.
Rossi y Pichetto no se mostraron desesperados ante "el jefe". Le aseguraron que tendrán los números necesarios (140 a 100 en diputados). Frente a intendentes de visita en sus despachos, se mostraron permeables a las "modificaciones" resistidas por Kirchner, a quien su "intuición" llevó a forzar la pelea y a sacar cortos televisivos publicitarios con las caras de Eduardo Buzzi, Mario Llambías, Luciano Miguens y Fernando Gioino haciéndolos cargo del desabastecimiento y la inflación.
Encauzado el tema institucionalmente (un poco más lejos de las plazas y de las calles), ambos dirigentes K prometieron a sus visitantes ser flexibles, por más que la diputada Patricia Vaca Narvaja advirtiera que los elegidos por el PJ y el Frente para la Victoria estaban sentados en sus bancas "no por nuestras caras sino por pertenecer a un proyecto político".
¿Qué está dispuesto a ceder el poder de turno para calmar los reclamos del campo? 1) Ampliar compensaciones a pequeños y medianos productores; 2) modificar la ley de arrendamientos, como pide Buzzi; 3) garantizar el precio pleno del trigo; 4) crear un instituto regulador de granos y 5) garantizar un fondo solidario a crearse con la diferencia entre el 35% y el porcentaje de las retenciones al momento de la liquidación de la soja, de acuerdo con cánones de coparticipación federal.
En marcha además, en forma paralela, hay un proyecto en el que trabajan opositores como Federico Pinedo (PRO), Hilda "Chiche" Duhalde, Felipe Solá, Gerardo Morales (UCR oficial), Carlos Reutemann y Juan Carlos Romero, entre muchos otros. Sobre la base del consenso, atacan el corazón del problema, proponen cambios en el régimen de las retenciones y establecen una alícuota intermedia entre lo resuelto por el gobierno y lo que pretenden las entidades del agro.
Pese a la caída de la imagen presidencial -según una encuesta de Poliarquía- en la pingüinera creen haber recuperado la iniciativa, en medio de contradicciones que se dan tanto en el ala peronista como en los sectores agrarios unidos coyunturalmente por verse afectados en lo que el gobierno juzga como renta extraordinaria.
La concentración del último miércoles -nutrida de columnas sindicales y barriales más público suelto- representó para un estrecho colaborador de Cristina "una plaza pos-peronista" que "levantó el entusiasmo de la militancia" e hizo retroceder a los que gritaban en las rutas. Sin embargo, "Río Negro" pudo saber que intendentes del Gran Buenos Aires, gobernadores, el titular de la CGT, Hugo Moyano, y otros capitostes peronistas le exigieron a Kirchner que desautorizara a D'Elía, quien había acusado de golpista a Eduardo Duhalde y querido erigirse en principal eje de la convocatoria.
"No nos representa. No es peronista", le dijeron. D'Elía igual participó con una importante columna en la manifestación, aunque esta vez tuvo dificultades para ingresar en el palco vip.
En la cabeza de Kirchner no entra la posibilidad de una derrota. Está seguro de haberle propinado "un doble knock out" al campo, pero alguien que lo conoce muy bien explicó a este diario que está "orejeando" de cerca las cartas en el Parlamento. "Ahora hay tiempo para barajar distintas jugadas. Hasta perder y retrotraer la situación al 10 de marzo es mejor que el infierno que ya estábamos viviendo. Nos llovían quejas de industriales, comerciantes, transportistas, etcétera, etcétera, que registran pérdidas en sus ganancias del 30% entre abril y mayo. Había que salir de esto y volver a la normalidad", señaló.
Rossi llevó a la Rosada el mensaje de jefes comunales de Santa Fe que habían dado presente en las asambleas de los "autoconvocados" y en la gigantesca e histórica protesta en la ciudad de Rosario el 25 de Mayo pasado, que tanto shockeó a los pingüinos. "Me dijeron que estamos al borde del caos social, que esto ya se parece mucho al 2001, pero están conciliadores. Lo que no quieren es que les cambiemos las reglas de juego en medio de una cosecha", transmitió.
El ex piquetero Edgardo de Petri, el calmo compañero de D'Elía, también hizo gestiones para achatar las curvas de las retenciones y propuso rodear al jefe de Gabinete Alberto Fernández por ser "un negociador racional". Sin embargo Kirchner, recostado en la estructura del PJ, consideró ese mecanismo como fundamental de su política económica de redistribución de la riqueza y no descartó para más adelante, si es que se logra una solución medianamente satisfactoria al nada bucólico diferendo campestre, que se produzcan "oxigenaciones" en el gabinete de su esposa. "Cristina está con dolores de parto", no se cansa de bromear.
El que no se permite ser chistoso es Eduardo Duhalde, quien organiza por detrás una reorganización en el PJ para desbancar a los Kirchner en el 2009. Por ahora es pura finta, con competidores como José Manuel de la Sota o Mauricio Macri, dos que amagan también con subirse al cuadrilátero... más adelante.
ARNALDO PAGANETTI
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