NEUQUÉN (AN)- El hincha de River que mató de cinco puñaladas a su amigo de Boca fue condenado a tres años de prisión de cumplimiento efectivo (irá preso) en un fallo dividido dictado ayer. Dos jueces lo encontraron culpable de cometer el homicidio bajo un estado de emoción violenta por las cargadas que recibió, mientras que el tercero opinó que rebajarle la pena por ese motivo implicaría "validar este tipo de conductas agresivas frente a sucesos que se originan a diario en nuestras canchas y nuestras calles".
La condena recayó sobre Lucas Guerra (19) por el asesinato de Walter Velázquez (22) ocurrido a la 1:30 del 27 de enero de este año en calle Marín, manzana 3 del barrio Gran Neuquén.
De acuerdo con la acusación presentada en el juicio por el fiscal Rómulo Patti y el querellante Alberto Ricchieri, Velázquez estaba sentado del lado del conductor de una camioneta Chevrolet de su propiedad, con la ventanilla abierta, y Guerra parado del lado de afuera de la puerta desde donde le asestó cinco golpes con un cuchillo Tramontina.
Dos de los golpes produjeron heridas superficiales, otras dos penetraron lastimando el pulmón izquierdo sin ser mortales, y la quinta perforó el pericardio, tocó el corazón y produjo una hemorragia que en definitiva causó la muerte.
El crimen ocurrió delante de tres amigos que declararon como testigos en el juicio sustanciado en la Cámara Segunda. Dijeron que Guerra y Velázquez "siempre andaban juntos", pero esa noche discutieron por el resultado de un partido de verano: Boca le ganó 2 a 0 a River.
Los cinco amigos salieron a festejar en la camioneta (inexplicablemente, Guerra los acompañó pese a ser el único hincha de River) y a las pesadas bromas por el resultado respondió tratando de "boliviano" a Velázquez, quien lo golpeó.
De regreso al punto de partida, en el barrio Gran Neuquén, y cuando todo parecía haberse distendido, Guerra apuñaló a su amigo.
Lo central de la sentencia es la calificación legal del hecho. El camarista Emilio Castro consideró en su fallo que "si tenemos en cuenta el carácter de Guerra (más bien parco), la situación de bromas pesadas, la intención de los otros de pegarle, los golpes efectivamente recibidos (...) podemos suponer que sin saber conscientemente por qué actuaba, lo que quiso hacer fue dar una demostración de fuerza, de que a él no se lo llevaban por delante".
"Podría decirse que hubo torpeza en Guerra al aceptar el ir con los otros (a festejar), pero no que los provocara. Es a mi juicio claro que no actuó fríamente, sino como un modo de detener una situación intolerable, de decir, con un acto 'ya termínenla'".
Por eso, al igual que su par José Andrada, aplicó -por el beneficio de la duda- la figura de "homicidio en estado de emoción violenta".