Las Abuelas de Plaza de Mayo reclaman por la identidad de un supuesto bebé robado en la dictadura que, sin embargo, se sometió a un examen de ADN que dio como resultado que no sólo no es hijo de desaparecidos, sino que confirma, en "99,9999999 por ciento", que es descendiente de quienes dicen ser sus padres.
El joven, hijo de un ex agente del Servicio Penitenciario Federal (SPF), no es un niño adoptado ni nació en una casa: el parto de su madre está registrado en el Sanatorio Alberdi, del barrio porteño de Once, y la partera que lo atendió aún vive.
Sin embargo, la causa permanece abierta en el juzgado federal de Norberto Oyarbide, ante un reclamo impulsado por la titular de Abuelas de La Plata, Jorgelina Azzarri de Pereyra. La historia tiene por protagonista a Ignacio Mancuso, hoy de unos 30 años, a quien un examen genético realizado en el Cuerpo Médico Forense, con la participación del Primer Centro Argentino de Inmunogenética (PRICAI-Fundación Favaloro) le confirmó el lazo de sangre con sus padres, Carlos Ángel Mancuso y Dora Ignacia Jiménez. El último movimiento significativo que tuvo la causa fue un fallo de la Cámara Federal que anuló la pericia de ADN porque no se realizó en el Banco de Datos Genéticos que funciona en el hospital Durand, tal como lo establece la legislación vigente en materia de derechos humanos.
Sin embargo, la Corte Suprema acaba de avalar al Cuerpo Médico Forense y a la Fundación Favaloro para que practique los estudios genéticos a los hijos de la empresaria periodística Ernestina Herrera de Noble, a pedido de los propios interesados.