La imagen que asocia habitualmente a las mujeres con los errores al volante se desmorona frente a las estadísticas de graves accidentes ocurridos en la Argentina.
Según los más de 5.000 hechos graves relevados por Centro de Experimentación en Seguridad Vial (Cesvi Argentina) hasta el momento, la participación real de las mujeres en los accidentes con muertos o lesionados graves es del 3,2%, mientras que los hombres participan en el 96,8%.
En autopistas, según datos de Ausol, este porcentaje es más alto, con alrededor del 15% de participación.
Si estos datos se cruzan con la cantidad de mujeres que cuentan con licencia (en la ciudad de Buenos Aires es del orden del 34%, pero en todo el país el porcentaje ronda el 25%), la realidad parece decir que la mujer es menos arriesgada que el hombre y por lo tanto su participación en accidentes es mucho menor.
Haciendo una relación entre la participación de mujeres y hombres en los accidentes graves en ruta (3,2% y 96,8% respectivamente) y la cantidad de hombres y mujeres que efectivamente conducen, el informe concluye que las mujeres sólo participan de un 28,4% en este tipo de siniestros frente al 71,6 de participación de los hombres.
El Cesvi también relevó el perfil de conducción y determinó que el conductor hombre promedio es "arriesgado, no respeta las normas, se maneja en base a la sensibilidad que le transmite el tránsito y es agresivo". Tampoco le gusta que otro maneje su vehículo, tiene una gran afinidad con la mecánica del automóvil y con las técnicas de conduc
ción, usa los elementos de seguridad por temor a ser controlado o sancionado pero no por verdadero convencimiento.
En tanto, la mujer conductora es más respetuosa de las reglas y acepta las consignas sin desafiarlas o intentar trasgredirlas, suele ser paciente, no presenta una gran afinidad con los aspectos técnicos aunque le gustan cada vez más los vehículos. Trata de no abordar velocidades excesivas y delega la conducción, si es necesario. Es más receptiva a los consejos de seguridad vial. Y si bien tiene menor habilidad en el manejo técnico del automóvil, trata de incorporar las nuevas técnicas conductivas sin cuestionar su efectividad. También tiene una mayor frecuencia en el uso del cinturón de seguridad.
Agresividad y género
Para poder identificar los valores que caracterizan a cada sexo, un equipo de investigaciones realizó 40 viajes por la Autopista del Sol con diferentes consignas a fin de dilucidar ciertos comportamientos del hombre y de la mujer al volante.
Una de las consignas fue circular por el carril rápido de la autopista a una velocidad constante de 110 km/h (la máxima es de 130) y ver cuál era la actitud de los automovilistas y comparar diferentes síntomas de su agresividad: pegarse al paragolpes trasero, hacer guiño de luces de manera desesperada o sobrepasar por el carril que encuentre libre sin importar lo legalmente permitido. Por otro lado, también se tuvo en cuenta si el conductor insultaba o gesticulaba en el momento de realizar el sobrepaso.
Para este estudio se consideró como conductor paciente a aquel que esperó 10 segundos o más a una distancia prudencial del vehículo sin hacer guiños de luces e impaciente si el conductor realizaba el sobrepaso antes de los 10 segundos. Y si rompía cualquier norma segura de conducción fue considerado como agresivo.
El resultado fue que el 47% de hombres resultó ser impaciente, contra el 37% de las mujeres. Respecto a la agresividad, el 12% de los hombres insultó, gesticuló o amedrentó al vehículo de prueba en el momento de sobrepaso, mientras que entre las mujeres la cifra apenas alcanzó al 6%.