NEUQUÉN (AN).- A las seis y media de la tarde ya no quedaban esperanzas de que el sol pudiera hacer algo en favor de la tibieza y eran pocos los palos que podían pelearle al frío y a la humedad. A esa hora, impregnados todos por el humo picante de los troncos de álamo, los cultrunes marcaban ritmo y rumbo, y una columna doble de mapuches y huincas giraban alrededor del rehue, nudo central de la ceremonia.
Ayer, los mapuches urbanos de Neuquén festejaron el wiñoy Tripantu, el año nuevo mapuche, en un camping a pocos metros del río Limay.
Decíamos, como el sol no ha asomado a las seis y media ya es casi de noche. Se está yendo el día más corto del año. Ahora, explican los mapuches, se renueve el ciclo vital, la naturaleza hará lo suyo, en perpetuo destino circular. Jorge Nahuel explica el porqué de los giros alrededor del rehue, las razones para festejar y los motivos para abrirle la puerta a las visitas huincas.
Ayer, como es tradición, los mapuches urbanos de Neuquén celebraron el wiñoy Tripantu. En realidad, comenzaron el lunes por la noche. Y se mantuvieron allí junto al fuego, hablando, mirándose y -también- gritado: "seremos libres, diez veces seremos libres", de acuerdo a los mandatos culturales, como han sabido rescatarlo a lo largo de un paciente trabajo de estudio y militancia. En la ceremonia del wiñoy Tripantu estuvo el subsecretario de Justicia y derechos humanos de la provincia, Ricardo Rivas, el secretario de Gobierno de la Municipalidad de Neuquén, Mariano Mansilla, Madres de Plaza de Mayo, dirigentes gremiales y otros invitados. Es la primera vez que se suman funcionarios políticos.
La circularidad es clave en la cultura mapuche y Nahuel quiere que se vea traducida en un barrio en la meseta. "Nos juntamos acá una vez por año pero no tenemos la vida comunitaria que es la que nos identifica como pueblo", dice el dirigente de la Confederación Mapuche Neuquina. Por eso ayer le pidieron formalmente al secretario de Gobierno Mariano Mansilla que haga lo que esté a su alcance para avanzar con el proyecto de un barrio mapuche -circular, claro- en la meseta, en un punto intermedio entre la urbanidad y el campo libre.
"Queremos un barrio de 40 familias, donde podamos vivir en comunidad", le dijo Nahuel a "Río Negro". Los mapuches urbanos tuvieron su ceremonia y, además, anunciaron el proyecto de declaración del día nacional mapuche, el del barrio, el de un cementerio y otro que va mucho más allá: Quieren recuperar los restos mortales de Calfucurá (Kajfukurá), que descansan a la sombra de uno de los muchos depósitos del Museo de la Plata.
"Hay 40 esqueletos mapuches, fue una forma de consumar la dominación y fortalecer la historia oficial. Hemos hablado con las autoridades del Museo de La Plata y ellos están dispuestos a la devolución. Es un momento importante", afirmó Nahuel ayer por la tarde. La idea es determinar en qué lugar debe estar el cráneo (es lo que queda identificado) del cacique.
"No irá a un entierro y tampoco a un museo. Queremos que esté en un lugar que sea referencia para nuestro pueblo y para eso le estamos pidiendo una definición a la municipalidad de Neuquén".