VIEDMA (AV).- Familiares, amigos, alumnos, docentes, padres y representantes de distintas instituciones. Todos batieron palmas sin cesar ayer frente al edificio de Tribunales que alberga a las fiscalías. Pidieron Justicia y gritaron el nombre de Atahualpa Martínez como una forma de marcar su presencia.
La mamá del joven asesinado fue la encargada de convocar a la comunidad a la marcha para que ninguna otra familia deba quedar atravesada por semejante dolor. Con la voz quebrada por momentos pero con una fuerza interior admirable, Julieta Vinaya imploró a quienes tienen alguna información sobre lo sucedido con su hijo que lo informen.
"Quiero saber por qué me lo arrebataron y quién o quiénes fueron. Están entre nosotros, tal vez, cruzándonos por las calles", enfatizó al lamentar que los días corren y nada se sabe sobre el homicidio de su hijo. "Queremos llorarlo en paz sabiendo quiénes fueron y por qué", puntualizó al considerar que "el compromiso con el otro puede llevarnos al cambio para poder vivir mejor, sin miedo a que maten a nuestros hijos por la espalda".
La marcha que reunió a más de 300 personas partió al mediodía del CEM N°18, en inmediaciones del cementerio, donde Atahualpa cursaba quinto año con la ilusión de irse a estudiar medicina a Cuba a través de una beca que gestionaba.
Luego de recorrer varias calles céntricas de Viedma, la marcha se detuvo frente al edificio sede de las fiscalías. La fiscal de la causa Daniela Zágari recibió a los familiares y a su abogado Diego Saquetti, quien fue el encargado de informar a la prensa sobre los términos de ese encuentro.
Sólo se limitó a señalar que la fiscal los puso al tanto del curso de la investigación y se intercambiaron algunas opiniones. Al ser consultado dijo desconocer los avances de la investigación y aclaró que entre la familia y la Fiscalía se acordó expresamente "ser absolutamente reservados en relación a lo que se les va informando" y pidió a la prensa que entiendan esta situación, "porque más allá del interés por tener más información lo que tratamos es de preservar el curso de la investigación".
Entre los participantes circuló una nota dirigida al ministro de Educación, César Barbeito, para que este hecho sea difundido en las escuelas.
El obispo de Viedma, Esteban Laxague, también participó de esta marcha junto a otros sacerdotes. "No podemos quedar indiferentes frente a la muerte de Atahualpa como la de tantas otras", dijo al considerar que "como sociedad debemos reaccionar, tomar conciencia sobre el gran valor de la vida y hacer de verdad todo lo que podamos para que la vida de todos sea cuidada".
Laxague señaló que "junto a Atahualpa hay tantos jóvenes que no pueden vivir" y también recordó que el mismo día del homicidio, murieron dos criaturas calcinas al ser devorada por el fuego la pequeña casilla que habitan junto a su madre.