El gobierno de Lula prepara un gigantesco paquete de financiación al campo por 40.000 millones de dólares que se aplicarán a la próxima cosecha. Así lo señalaron los medios de ese país quienes agregaron que habrá también recursos para los pequeños y medianos chacareros por otros 10.000 millones de dó
lares.
Es la estrategia que decidió Brasil para aumentar la oferta de alimentos y moderar la inflación causada por el alza en los precios de los commodities. Algo totalmente al revés de los que sucede en la Argentina, un país que castiga al campo con retenciones y que posee una inflación superior al 25% anual.
La inflación brasileña no debería asustar a nadie: anualizada, el mes pasado dio 5,8%. Pero economistas y gobierno creen que superará 6% en el techo permitido por el Banco Central. Lo que empuja el índice es la comida, que además impacta de modo severo en las mesas populares. Esta semana hubo movilizaciones, especialmente del sector público, que demanda una mejora de los salarios. Lula convocó este fin de semana a una reunión "ampliada" de su gabinete económico para discutir las alternativas posibles para detener el proceso inflacionario.
El senador del PT y economista Aloizio Mercadante, jefe del bloque oficialista en su cámara, que participó del encuentro, fue el vocero para la prensa sobre esas deliberaciones. Dijo que Lula está convencido que Brasil no debe seguir estrategias parecidas a las de Argentina y México ya que, según cree el jefe de Estado brasileño, "estas mostraron claramente que no dan ningún resultado". Lula aludió a la línea seguida por la Casa Rosada al comentar que de ninguna manera limitará las exportaciones agrícolas ni gravarlas con tasas -retenciones ya que eso "lleva a desorganizar al sector productivo" y "se convierte en una trampa".