BUENOS AIRES (Télam).- Otro perito de la Policía Científica complicó ayer la situación del imputado por el crimen de Mauricio Ponce de León, un discapacitado que en 2005 fue asesinado en Chascomús, al declarar que la víctima fue golpeada, estrangulada, atropellada con un auto y apuñalada 33 veces.
Se trata del actual jefe de la Policía Científica de San Isidro, Marcelino Cottier, quien durante la investigación del crimen fue el encargado de realizar la reconstrucción del crimen.
Cottier declaró ayer ante el Tribunal de Dolores, que del análisis del auto de la víctima y de la escena del crimen pudo establecer que Ponce de León comenzó a ser agredido mientras estaba sentado en el asiento del conductor de su Peugeot 206. Para el perito, experto en rastros, el imputado Diego Urquiaga primero golpeó a la víctima dentro del auto, luego intentó estrangularla con un lazo y después la sacó del vehículo.
Ya fuera del auto, Ponce de León fue golpeado en la cabeza con el propio bastón canadiense que usaba para movilizarse ya que tenía una pierna amputada. Siempre según la reconstrucción de Cottier, a partir del hallazgo de sangre de la víctima debajo del paragolpe y en el chasis, pudo establecer que el asesino le pasó por arriba a Ponce de León con su propio auto pero aún así no lo mató. Finalmente, la víctima fue arrastrada hasta un sector de arbustos donde recibió 33 puñaladas.
Respecto a las evidencias en contra de Urquiaga, Cottier mencionó que en la escena del crimen se encontró una batería de celular que luego coincidió con el teléfono móvil de la víctima que fue encontrado en la casa del imputado. Cottier también recordó que su compañero, el perito en rastros Ángel Gómez, levantó del espejo retrovisor interno y de las puertas de ambos puertas del Peugeot 206 huellas dactilares de Urquiaga.
El perito explicó que si Urquiaga tocó la puerta del conductor y acomodó el espejo es porque él se sentó a conducir el auto cuando atropelló a la víctima y cuando luego escapó del lugar y abandonó el vehículo.
Cottier también mencionó que en el bastón canadiense de la víctima, encontrado partido junto al cadáver, había sangre y cabellos que indicaban que fue utilizado para golpear a la víctima y fue la genetista Ana María Lojo, jefa del laboratorio de ADN de la Asesoría Pericial La Plata, quien declaró ayer que el patrón genético de todas las muestras coincidieron con las de la víctima.