CÓRDOBA.- Un ex gendarme asignado durante la última dictadura a la custodia del centro clandestino de detención cordobés "La Perla" relató ayer que se negó a fusilar a dos prisioneros, uno de ellos una joven embarazada, quienes finalmente fueron ejecutados por tres militares tras ser obligados a cavar sus propias tumbas.

Carlos Beltrán, quien dijo que fue dado de baja por su negativa a participar de las acciones de "los verdugos del campo de concentración", brindó ayer, en el juicio a Luciano Menéndez y a otros acusados por delitos de lesa humanidad, un durísimo relato de lo que vio en la mayor prisión clandestina de Córdoba y confirmó los métodos de exterminio aplicados por los represores.

También contó que al menos en dos ocasiones vio a Menéndez en "La Perla", y que incluso una vez ingresó a la sala de "terapia intensiva", donde se aplicaban las más feroces torturas.

El ex gendarme ofreció una detallada descripción de los fusilamientos de dos detenidos-desaparecidos, uno de ellos una joven embarazada, en un campo cercano al centro clandestino.

Beltrán, oriundo del norte del país, dijo que se negó en esa oportunidad a ejecutar a los dos jóvenes y que por eso fue severamente reprendido por quienes sería uno de los acusados en el juicio, Luis Manzanelli. "Era un hombre de cogote chueco (sic), después me dijeron que era Manzanelli", dijo el hombre, quien aseguró haber sido dado de baja a raíz de su negativa a participar de lo que hacían "los verdugos del campo de concentración".

Después de reconocer a Menéndez, al "Tío Vergara" (Carlos Vega), a "HyB" (Carlos Díaz) y a Héctor Padován (aunque no supo su nombre), Beltrán dijo que estuvo asignado como gendarme "en los campos de concentración". Enseguida detalló cómo se torturaba en la "sala de terapia intensiva", donde aplicaban la picana a los cautivos. También relató que asesinaban a prisioneros y que después hacían figurar esos hechos "como enfrentamientos". (DyN)