La muerte de Carlos Marriera, el joven tucumano que falleció tras caerle un farol en la cabeza en Plaza de Mayo, reavivó ayer las sospechas y la polémica sobre presunto clientelismo político en actos como el que se realizó el miércoles en apoyo a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Rubén Marriera, hermano de la víctima, y la diputada nacional Beatriz Rokjés, esposa del gobernador de Tucumán José Alperovich, dieron versiones contrapuestas sobre el motivo por el cual el muchacho de 21 años fallecido había visitado por primera vez Buenos Aires. La familia ratificó que Carlos Marriera había viajado por la promesa de un trabajo y el pago de 200 pesos, mientras la dirigente tucumana reconoció que se pagaron "viáticos", pero desestimó la presencia de la víctima por motivos económicos.
En tanto, el bloque de diputados de la Coalición Cívica presentó ayer un pedido de informes para que el gobierno "responda si el Estado pagó a ciudadanos para que concurran al acto" en Plaza de Mayo, como se denuncia en el caso de Marriera.
La conducción del partido que encabeza Elisa Carrió expresó su "profunda consternación" por el episodio y señaló que "quiere saber si el Estado había prometido dinero y trabajo para que el joven muerto en Plaza de Mayo" concurra al acto de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La diputada nacional Rojkés negó esa denuncia, y al ser consultada por radio Belgrano respecto de si a Marriera le habían ofrecido dinero o un empleo para participar del acto, contestó: "Esto no es así". Rubén Marriera manifestó que el joven fallecido estaba desocupado y que se subió a uno de los micros fletados para llevar manifestantes a Plaza de Mayo porque, resaltó, "le iban a dar trabajo". Desde Tucumán, Rojkés aseveró que "acá desmentir o no, es lo mismo, porque una vez que ha sido escrito, ya ha sido publicado, siempre va a quedar la