SAN ANTONIO OESTE (Especial).- Los hermanos detenidos por el asesinato de Santiago Ulloga, el anciano que el 21 de mayo pasado apareció sin vida, maniatado y amordazado en su domicilio, fueron procesados ayer por el juez Pedro Funes, el magistrado que entiende en la causa que fue recaratulada como "robo en grado de tentativa en concurso ideal con homicidio simple".
El dictamen judicial incluye la solicitud de la prisión preventiva de los procesados, quienes fueron identificados como Rocío y Gerardo Pazos, dos jóvenes oriundos de la localidad que apenas superan los 21 años.
El fallo, enmarcado dentro de esta nueva carátula por la que se purgan penas de 8 a 25 años de prisión, podrá ser apelado por la defensa u otra de las partes en el transcurso de los tres días posteriores a la decisión judicial.
Según fuentes vinculadas a la causa, habría evidencias contundentes acerca de la presencia de los hermanos en el lugar del crimen, factor que junto a los testimonios de dos testigos claves aportados por la querella, desencadenó un cambio en la estrategia de la defensa, que redundó en que los detenidos, luego de negarse a hablar, dieran su versión de los hechos.
En ella implican a una de las dos jóvenes pertenecientes al círculo de amistades de la detenida, que declaró ante el magistrado que conocía lo sucedido en la casa de Ulloga por confidencias de Rocío, y habló de la existencia de un tercer partícipe de lo ocurrido.
La muchacha procesada, en tanto, mencionó en su testimonio que ingresó a la casa del anciano junto a la testigo clave y a un conocido, que serían -según su versión- quienes ultimaron a Ulloga, lo que provocó que ella fuera en busca de su hermano para que se apersonara en la vivienda.
A su vez, el joven Pazos relató una situación parecida aunque incurrió en contradicciones acerca de los otros participantes mencionados por Rocío.
Las mismas fuentes precisaron que las testigos de la querella declararon que los muchachos, luego de un encuentro en el que consumieron alcohol y estimulantes, ingresaron a la casa del anciano en busca de bebidas alcohólicas, ya que la detenida, que conocía a Ulloga porque durante un tiempo trabajó como empleada doméstica para él, aseguraba que el hombre poseía en su domicilio una gran variedad de botellas.
La investigación, que continúa en marcha, se centra ahora en la pista de otros posibles participantes del crimen.