SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Dos conocidas familias de esta ciudad fueron víctimas de sendos asaltos, ocurrido en la noche del miércoles. Ambos tuvieron lugar a la vera de la avenida Exequiel Bustillo y estuvieron a cargo de delincuentes que actuaron a cara descubierta y con armas de fuego. Ayer hubo numerosos operativos policiales y se logró detener a un sospechoso.
Uno de los asaltos tuvo lugar en la vivienda de la familia de "Tito" Testone, un conocido orfebre local, que tiene junto a su vivienda el taller y una sala de venta de sus artesanías, en el barrio La Cascada, a la altura del kilómetro 6 de la ruta al Llao Llao.
Los dos delincuentes ingresaron pasadas las 18, simulando ser clientes y se mostraron interesados en algunos objetos, pero cuando constataron que sólo estaba el propietario, extrajeron dos revólveres y lo amenazaron exigiendo dinero. Testone intentó resistirse, pero fue rápidamente reducido por los delincuentes. Según se informó, vaciaron la caja registradora y la billetera del orfebre y se llevaron alrededor de mil pesos. Un tercer delincuentes los estaría esperando en el exterior, quien actuó a manera de "campana".
No es la primera vez que la vivienda de los Testone recibe la visita de delincuentes. En la noche del 17 de agosto de 2006, dos delincuentes ingresaron a la vivienda por una ventana, pero fueron divisados por la esposa de Tito, quien logró avisar a la policía. Los sujetos redujeron a ambos moradores y al no tener dinero, se llevaron algunos cuadros de valor y otros objetos. Cuando estaban en la casa un tercer delincuentes les habría avisado por radio sobre la presencia policial, por lo cual huyeron hacia la costa y abandonaron la mochila con los robado y dos handy, que fue hallada por la policía.
El otro asalto tuvo lugar en el domicilio del escribano Edwin Díaz Stukemberg, en el kilómetro 1,5 de la avenida Exequiel Bustillo. Los dos delincuentes también actuaron a cara descubierta y con armas de fuego. Según se informó, los sujetos aguardaron a los dueños de la casa ocultos en el jardín, y cuando una de las hijas del escribano llegó a su vivienda, la amenazaron e ingresaron con ella. Allí maniataron a los ocupantes y al marido de la hija, inclusive lo golpearon exigiendo dinero. Luego procedieron a llevarse los teléfonos celulares y algunos elementos electrónicos.
No conforme con lo obtenido, ingresaron a la casa del escribano, que está al lado de la otra vivienda, a quien también ataron, lo mismo que a otra de sus hijas. También robaron una computadora portátil, los teléfonos celulares, una cámara fotográfica digital y oros elementos electrónicos menores, los cuales guardaron en un bolso.
Según se informó los delincuentes tendrían entre 20 y 30 años y actuaron con mucha rapidez y hasta algo de profesionalismo. No está determinado si tenían algún cómplice en el exterior.
