Sonó la alarma para las posibilidades del básquet nacional de defender el título olímpico en Beijing. Manu Ginóbili, el jugador más desequilibrante del seleccionado argentino, anunció ayer que la lesión que sufre en su tobillo izquierdo es más grave de lo que se pensaba y puso en duda su presencia en los Juegos Olímpicos. La decisión final recién se conocerá dentro de tres semanas.

"Ni bien terminó la temporada me hice un estudio y me encontraron mucho líquido y un ligamento muy ensanchado. Me aplicaron una inyección con corticoides, salí de vacaciones y pensé que en diez días todo se iba a terminar. Pero el lunes me dieron el resultado de una resonancia la cual mostró que el líquido se había ido, pero el ligamento seguía muy ancho, entre cuatro y cinco veces más de lo normal", manifestó Ginóbili.

El bahiense dio a conocer esta novedad en la conferencia de prensa. "Rompiendo un poco lo que acostumbro hacer, antes de que ustedes me pregunte, quiero decirles algo", dijo Ginóbili y tiró la bomba: "este problema me impide estirar la articulación y doblarla. Los médicos querían inmovilizar la zona por 5 o 6 semanas, pero les dije que no. Desde el lunes cuando conocí la noticia estoy shockeado, asustado. Estoy a merced del resultado de la resonancia que me harán el 5 o 6 de julio próximo", afirmó, un Ginóbili bastante sereno.

La lesión, según lo explicó el mismo Ginóbili, apareció durante el último mes de la temporada regular de la NBA, y se agravó al final del segundo juego ante Phoenix por los play-off.

"El tercer juego ante Phoenix prácticamente no lo jugué. Contra Nueva Orleans se alivió un poco, pero después volví a sentirlo. El inconveniente surge en el empuje y el frenado, ahí me limita", indicó.

La sensación de que está más afuera que adentro de los juegos, quedó flotando, y por eso puntualizó: "No quiero aceptar esa idea. En tres semanas vuelvo y creo que en todo este tiempo voy a mejorar. Me considero parte del proceso y voy a hacer todo lo posible por estar (en Beijing)".