Miércoles 18 de Junio de 2008 Edicion impresa pag. 09 > Nacionales
Sin señales claras, la economía sigue enfriándose
Las tasas continúan ubicándose en los niveles máximos de los últimos años. El dólar a futuro ya se comercializa a 3,02 pesos. Para muchos analistas es el fin de la era del peso barato e intereses cercanos a un dígito. Los peligros de llevar las retenciones al Congreso Nacional.

La economía se enfría.

Ayer el dólar volvió a caer para cerrar a 3,07 pesos. El mercado mayorista a futuro lo puso a 3,02 para fines de agosto.

Las tasas de interés se sostienen en niveles máximos. Las pasivas superaron el 19% anual por un día, mientras que las activas perforaron el techo del 40% anual a 30 días.

Los bonos cayeron hasta un 4%, pese a la fuerte intervención del Banco Central, y el riesgo país subió otro tanto para ubicarse al cierre de la jornada en los 577 puntos básicos.

La Bolsa, a tono con el resto, terminó 1,8% abajo.

La jornada de ayer no dio respiro. Todo terminó para abajo. El mercado no ve señales claras sobre la política económica oficial. Algunos analistas ya vaticinan el fin de la era del peso barato y tasas de interés cercanas a un dígito.

Los operadores del mercado están tomando posición en pesos, pese a que el dólar en los actuales niveles tienta a más de uno.

El problema es que, en las actuales condiciones, el modelo económico K no resiste por un tiempo prolongado un peso revaluado y tasas de interés por encima del 20% anual.

El desconcierto es generalizado y por ello los principales indicadores económicos se mantienen a la baja.

 

Retenciones

 

La determinación de la presidente CFK de enviar al Congreso de la Nación un proyecto de ley para las retenciones móviles, modificó el panorama político pero no así el económico.

Que las retenciones lleguen al Congreso tiene sus riesgos.

Primero. No habrá definiciones inmediatas sobre el tema, ya que los legisladores de cada una de las provincias presentarán inquietudes disímiles en el recinto y eso puede llevar la discusión a tiempos políticos que son incompatibles hoy con las necesidades económicas del país (y del gobierno). Los productores no liberarán la soja para exportación hasta saber qué pasa con las retenciones móviles. Sin estos dólares de la soja, el Banco Central deberá seguir liquidando divisas para poder sostener el mercado, sumando así más incer- tidumbre sobre el mismo.

Segundo. Los legisladores recibirán el mandato de sus gobernadores para tomar la tajada que les corresponde a la hora de debatir el destino de las retenciones móviles. Una demanda histórica de las provincias ante la Nación.

Está claro que los parlamentarios levantarán su mano para aprobar el proyecto oficial siempre y cuando consigan redireccionar parte de esos fondos a sus respectivas jurisdicciones. Parte importante de las provincias hoy se encuentran con serios problemas financieros producto, en la mayoría de los casos, del aumento indiscriminado del gasto. Los gobernadores estarán tentados de usar los fondos frescos que se obtengan de las negociaciones por las retenciones para compensar el gasto corriente, generándose así una necesidad "permanente" sobre estos recursos para sostener los desvíos presupuestarios mencionados.

En definitiva, las retenciones móviles podrían ir a formar parte de los ingresos corrientes de las provincias. Conclusión: el remedio podría ser peor que la enfermedad.

(Redacción Central)

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