Lunes 16 de Junio de 2008 Edicion impresa pag. 23 > Sociedad
Sensibilidad necesaria para evitar lágrimas

El Loteo Silva surgió en tiempos del gobierno de Gustavo Costanzo. Las actuales autoridades fueron quienes debieron completar los servicios allí, porque los terrenos fueron entregados sin las mínimas prestaciones. Con el transcurso de los años, las viviendas fueron creciendo y mejorando. Pero aún permanecen allí, como muestra de la pobreza y las carencias que inundan los barrios capitalinos, precarias casillas de cantonera y cartón.

Una de ellas era la de Malvina, Emanuel y Daiana. Así vivían, y como ellos muchos más. La tragedia se anuncia desde hace tiempo.

Cuando la ocupación de los terrenos del hoy denominado barrio "30 de marzo" -situado unas cinco cuadras al sur- colmó esas cuatro manzanas de casillas de madera, el desastre comenzó a sobrevolar la capital.

Muchas familias calefaccionándose entre madera y cartón hacían crecer las posibilidades de que algo así pudiera ocurrir. "A quienes ocuparon irregularmente no se les da asistencia en infraestructura: ni chapas ni ladrillos", afirman a pecho henchido las autoridades comunales, demostrando que pueden hacer cumplir la ley.

Pero la tragedia golpeó en el Loteo Silva. Ese barrio sí es "legal". ¿Estaban dadas las condiciones para que dos niños y su mamá vivieran sin riesgos allí? Queda claro que no. ¿Que pasará de ahora más? ¿Podrán evitarse futuras tragedias de este tipo? Si la sensibilidad frente a la pobreza no empieza a reinar en la función pública, todo está dado para que corran más lágrimas en los barrios de la ciudad.

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