NEUQUÉN (AN).- Javier Rodríguez habría encargado el asesinato de Claudio Mardones por los celos enfermizos que le generaba que su ex esposa, Mariela (26) hubiese entablado una relación afectiva con la víctima.

Rodríguez, de acuerdo con los testimonios agregados a la causa, ya venía amenazando a su ex pareja por la relación que mantenía con la víctima. Mariela hacía un mes que había cortado el vínculo con el imputado y se había ido a vivir con uno de sus hermanos, muy amigo del fallecido. Indignado por la situación, una semana antes del homicidio Rodríguez se reunió con un menor de edad que era vecino de su barrio.

"Me llamó y me dijo que tenía un trabajito. Concretamente me dijo que si quería golpear a un chabón, que era el que se había levantado a su señora y después al otro que había hecho lo mismo". Por la tarea encomendada le ofreció "200 pesos para que repartiera con un amigo".

Ante la negativa del menor, Rodríguez le habría propuesto el trabajo al "Chupafoco" Puebla por un monto superior.

La noche de crimen, un testigo dice haber visto y oído a los tres sujetos que cruzaron la calle Misiones del barrio Fonavi con destino a la vivienda de Mardones. Uno de los implicados habría arengado a los otros diciendo: "'vamo', vamo' a darle, vamo' a darle".

Tras ingresar a la casa de la víctima se produjo un forcejeo con Mardones hasta que Olmedo puso un cuchillo en el cuello de la víctima mientras que Puebla le provocó una herida punzo cortante en el hemotórax derecho debajo de la tetilla que fue en definitiva la que ocasionó la muerte.

Para escapar más rápido, los tres jóvenes habrían sido levantados por el Dodge 1.500 de Rodríguez a las pocas cuadras de la escena del crimen. Los pesquisas encontraron huellas dactilares de los implicados y sangre en el vehículo.

La calificación legal de la conducta de los cuatro imputados es homicidio agravado por precio o promesa remuneratoria.