El seleccionado paraguayo asumió el rol protagónico por su condición de local y, con más ganas que su rival y buen trato de pelota, se acercó al arco defendido por Julio César en los minutos iniciales del partido.
Históricamente los combinados brasileños se caracterizaron por ser muy ofensivos, pero en defensa sufren, como ocurrió por los centros a las cabezas de Salvador Cabañas y Roque Santa Cruz.
Brasil no encontró la forma para inquietar a Justo Villar, quien solo tuvo que seguir con la vista un disparo de media distancia de Diego y descolgar un par de centros inofensivos. El seleccionado dirigido por Dunga “hizo tiempo” en cada pelota detenida para acomodarse en el campo de juego, algo que nunca pudo concretar.
Cabañas avisó que la ventaja de Paraguay era inminente al estrellar una pelota en el palo.
Los conducidos por Gerardo Martino fueron superiores en todo momento e hicieron demasiado gasto como para no alcanzar la merecida ventaja, que llegó por Santa Cruz para empujarla en medio de los defensores visitantes tras un corner desde la izquierda ejecutado por Barreto a los 26 minutos.
Obligado por las circunstancias Brasil salió del asedio paraguayo y cambió golpe por golpe. En ese contexto apareció el delantero del Real Madrid Robinho, aunque no encontró un buen compañero de ataque en Luiz Fabiano.
Cuando Lucio y Juan desde el fondo empujaron al equipo, Gilberto Silva comenzó a recuperar pelotas en el mediocampo, Diego se hizo dueño del equipo, y Josué y Maicon lograron desbordar, ya no había tiempo para un cambio en el resultado en la primera etapa.
El segundo tiempo comenzó con pierna fuerte y la víctima fue Darío Verón, quien se fue expulsado por una dura falta a Robinho. Igual la superioridad guaraní siguió.
Un minuto después de la tarjeta roja, a los 3’, Cabañas amplió la ventaja con el arco a su disposición tras un remate de Santa Cruz y el rebote de Julio César.
Cabañas y Santa Cruz ya eran figuras, porque sostuvieron el trabajo de su Selección, también pivoteando para darle juego y chances de pasar al ataque a Jonathan Santana. A los 10’ pudo llegar el tercero, pero el travesaño salvó lo que iba a ser goleada.
A continuación, Brasil trasladó la pelota de lado a lado sin poder entrar, salvó remates desde afuera. Muy poco mostró durante los noventa minutos el conjunto de Dunga, que si quiere una victoria frente a Argentina deberá plantearse algunas cosas. Fuente: Télam |