En junio del 2006 se estrenó en la ciudad de Corrientes la película "Iluminados por el fuego", con doscientos excombatientes como invitados especiales a la función. "Fue una especie de shock. Cuando salimos no podíamos dejar de comentarla, era nuestra historia en la pantalla. Hasta que alguien dijo: 'Esta buena, pero le faltan cosas'. Ahí empezó todo. Muchos que hasta entonces no se animaban a hablar contaron historias de torturas y muertes", recuerda Orlando Pascua, ex conscripto que combatió en Malvinas como integrante del Batallón Antiaéreo de Infantería de Marina.
Los veteranos de guerra decidieron registrar esos testimonios. Y recorrieron la provincia con una cámara. De la transcripción de esas grabaciones surgió la denuncia que presentó en abril del 2007 en el juzgado federal de Río Grande el ex subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Pablo Vassel, por delitos de lesa humanidad, es decir imprescriptibles. Entre ellos, cinco muertes (cuatro por desnutrición y congelamiento y una por disparos de un superior) y numerosos casos de estaqueos y torturas.
Con el correr de los días, otros excombatientes perdieron el temor y contaron lo que vieron. De este modo la causa sumó a denunciantes de otras provincias.Y en abril de este año, una caravana partió de Resistencia (Chaco) y llegó a Tierra del Fuego con otros 40 veteranos que reforzaron las denuncias y sumaron nuevas. Ya hay cincuenta acusados.
"No fueron hechos aislados, fue la lógica de la dictadura militar trasladada a las islas. Tuvimos dos enemigos: los británicos y varios de nuestros jefes -afirma Ernesto Alonso, presidente del Centro de Excombatientes de La Plata (CECIM)-. Muchos de ellos, que cobran la Pensión Honorífica, ni siquiera se rozaron con el honor", agrega. "Nosotros no buscamos revancha. Buscamos verdad, memoria, justicia y soberanía. Por eso presentamos la denuncia en Tierra del Fuego, como un símbolo. Porque las Malvinas forman parte de su territorio", señala Pascua, coordinador de los excombatientes de Corrientes, una provincia que envió 1.100 hombres a la guerra.
"Hubo hombres de las tres fuerzas que protagonizaron hechos heroicos. Pero hubo otros que cometieron graves delitos. Y deben ser juzgados", dice Pascua. Un suboficial se presentó en el juzgado y declaró que liberó a tres soldados estaqueados y les dio de comer porque en la guerra los necesitaba en buen estado. Parece una obviedad, pero no lo era en aquellos días de infierno en las islas. "La democracia nunca investigó lo que sucedió en Malvinas. Ya era hora de hacerlo", concluye Alonso. Los estremecedores testimonios que pueden leerse en esta página son parte de la denuncia presentada por los veteranos en Río Grande.
JAVIER AVENA
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