El papa Benedicto XVI tributó ayer una cálida e inédita despedida al presidente George W. Bush, al recibirlo en los bucólicos jardines del Vaticano. Quebrando el riguroso protocolo de la Santa Sede, el Papa recibió a Bush y a su esposa Laura de pie, sonriente y al aire libre."¡Qué honor, qué honor, qué honor!, fueron las palabras de Bush al jefe de la Iglesia Católica antes de darle un apretón de manos. La prensa italiana especuló sobre la posible conversión al catolicismo del mandatario estadounidense, de religión protestante. |