Jueves 12 de Junio de 2008 Edicion impresa pag. 30 y 31 > Sociedad
El tema deja de ser "invisible" en Neuquén

NEUQUÉN (AN).- Los pibes que trabajan en las calles neuquinas suelen lavar autos. Algunos se hicieron hombres allí. También están lo que limpian vidrios, en las veredas o en la propia calle durante la pausa de los semáforos. Reciben monedas o indiferencia.

Existen, además, los fruteros que varían la oferta según marque el calendario: manzanas, limones, duraznos pelones o con pelusa o sandías y melones. Aquí el precio está definido, un porcentaje mínimo por cada bolsita y casi siempre hay un proveedor que es mayor de edad.

En las calles hay otros chicos que trabajan, a veces con sus padres muchas otras solos, buscando cartones y papeles o escarbando en el enorme resumidero de las bardas: el basural de la capital neuquina.

"No tenemos casos de chicos en fábricas o en plantaciones como puede pasar en otras provincias pero sí hay casos de niños que venden en las calles, en los hornos de ladrillos o en la chacras. No hay datos, nos hemos encontrado con una suerte de invisibilidad estadística que estamos tratando de revertir", afirmó la delegada regional del ministerio de Trabajo de la Nación, María Magdalena Maldonado.

El trabajo infantil y el estudio en paralelo han sido históricamente valorados en nuestra cultura, en la cual abundan los ejemplos de personajes exitosos que muy niños se iniciaron en el último borde de la escala social. No se cuentan, claro, los casos de chicos que jamás pudieron escapar a las labores primarias, como muchos de los lavacoches neuquinos quienes, hay casos, crecieron en esa función, sin otras posibilidades y con escolaridad bloqueada.

La primera encuesta específica para conocer la dimensión, localización, características y consecuencias de la problemática a nivel nacional revela el peligro que representa para los niños el hecho de trabajar y estudiar: rezago, repitencia y deserción.

"Hace un tiempo atendimos el caso de unos hermanitos que habían dejado la escuela. Nos avisaron y fue una asistente social para hacer una evaluación y darnos un informe. Al padre no le gustó mucho y tuvimos que apelar al juez que le ordenó intervención a Acción Social del municipio", explica la defensora del Menor y Adolescente de Neuquén, Nara Osés.

El caso se produjo en la zona rural, entre Senillosa y Plottier, y al cabo de un tiempo los chicos volvieron a la escuela.

"El nene más grande, de 12 años, trabajaba con herramientas y había, además de un problema familiar, un riesgo para su integridad física.

En los últimos dos meses, la delegada de Trabajo María Maldonado y un asistente social salieron a la meseta, la zona más alta y menos amable de Neuquén y también recorrieron un sector marginal de Centenario. Ya relevaron los casos de 240 menores que trabajan, generalmente en tareas de cirujeo (buscando cartones en la basura) y otros que lo hacen en hornos de ladrillo o en cultivo de verduras en familia, casos típicos en familias cuyos padres llegaron desde Bolivia.

El objetivo de Maldonado es poder llegar convenientemente a la mayor cantidad de chicos posible con el plan de becas del Programa Nacional de Inclusión Educativa "Todos a estudiar" que dentro de una semana será lanzado en esta ciudad. Para ello busca el compromiso de municipios y docentes. La iniciativa prevé otorgar dos subsidios de 400 pesos cada uno a chicos en situación de trabajo pero no es sencillo ponerse en marcha. Es común que ante la oferta de un programa, los intendentes esperen fondos frescos que puedan administrar. No es el caso.

De acuerdo a la definición del Plan Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil -que fue diseñado con el consenso de las provincia se entiende por trabajo infantil a toda actividad económica y/o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo, o que no han finalizado la escolaridad obligatoria o que no han cumplido los 18 años si se trata de trabajo peligroso.

"Nuestra visión es que tenemos que atender los casos cuando los chicos están en un riesgo físico excesivo, cuando está en riesgo su seguridad o cuando por trabajar corre en riesgo la escolaridad. Hay familias en las cuales las necesidades son tan grandes que no podemos imponer que los chicos de 14 ó 15 años no trabajen", describe Osés y agrega que el peor flagelo sin embargo es la explotación sexual de menores que existe e incluso se ha diversificado a partir de la explosión de Internet.

Sumar esfuerzos

NEUQUÉN (AN).- Hasta hace un par de años sólo la Defensoría del Menor y el Adolescente de Neuquén y una suma de buenas voluntades del Obispado y  pediatras del Hospital Castro Rendón se desdoblaban en esfuerzos para atender la compleja problemática que involucra a menores. Es más, durante la gestión de Jorge Sobisch como gobernador, el por entonces ministro de Seguridad Luis Manganaro estuvo por demás preocupado por los menores pero sólo a los fines de lograr que vayan presos a partir de los 16 años. En los últimos tiempos, saludablemente, a los mencionados se han sumado personal de la delegación de Trabajo de Nación y las flamantes secretaría de la Niñez de la provincia de Neuquén y la dirección de Protección de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia de la municipalidad.

Por lo menos en estos primeros pasos, los organismos parecen dispuestos a caminar juntos y varios proyectos en marcha. Desde la construcción de un albergue para chicos en situación de calle hasta los programas de becas y capacitación.

 

RODOLFO CHÁVEZ

rchavez@rionegro.com.ar

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí