Hay cansancio y es mucho.
Está tapado. Disimulado por un sentimiento de pertenencia que igualmente cruje.
Cruje en muchos despachos de hombres con poder en el oficialismo. Espacios para la confesión de comienzo suave. Casi como no queriendo seguir. Medias palabras que en política siempre son palabra y media. Y gestos que, por tan elocuentes, no requieren de mayor explicitación.
Pero en un momento, la máscara no se aguanta a sí mismo. Cae. Luego, ya no rige eso que los americanos llaman "el baile del Potomac", el disimulo que suele exigir Washington a su burocracia política.
Entonces las confesiones de aquellos hombres salen a borbotones. Se quejan de los términos en que el matrimonio Kirchner verticaliza al gobierno. Clavar tacos. No se habla del poder en términos de "ella" o "él". Se habla de "éstos" o "aquéllos". Según el énfasis que se imprime, puede incluso detectarse desprecio por el estilo aplicado por la pareja K para encuadrar.
- No conducen: ordenan. -Dijo el viernes a este diario un importante diputado nacional kirchnerista. Y remató con dejos de indignación:
- Lo someten a uno a una especie de regresión de la autoestima... Uno importa nada más que en términos de la conducta ciega que te reclaman. Y ordenan siempre para una única función: defender al gobierno... Te llama algún alcahuete de la Casa Rosada y te dice que mañana a tal hora, de la programación de tal canal o tal FM te van a llamar y uno ya sabe a qué atenerse: defender incluso lo imposible...
El sábado, uno de los hombres que prohijaron al kirchnerismo y rindieron cotidiana lealtad se encontró con un dirigente radical haciendo cola en la cancha de Rosario Central. Objetivo: ver a "Los Pumas" ante Escocia. En un pasado, que ya es leyenda, uno descolló en Pucará. El otro, en los buenos tiempos de Deportiva Francesa.
Tras el partido, un café:
- Nos confiscaron la opinión. Ni siquiera les interesa si estamos de acuerdo con esto o aquello de lo que deciden. Les importa un carajo. Somos funcionales sólo a lo que "éstos" piensan. ¿Vos crees que Reutemann habló por sí mismo? No, Se pasó dos semanas recorriendo cada uno de los despachos de la bancada oficial del Senado antes de largarse. ¿Sabés qué le dijeron? "Hablá, alguien lo tiene que hacer" Así está el clima. ¡No me preguntes por qué no me voy! -dijo el kirchnerista y el radical no preguntó. Reglas de juego.
En Buenos Aires, por esas horas de fin de semana, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, deslizaba en la intimidad de un círculo muy íntimo vinculado con el poder:
- Nos hace falta autocrítica, hemos empeñado mucho capital político. Y, más grave aún, en muy poco tiempo.
En La Plata, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, hacía su catarsis:
- No tengo ni ganas de ir a Chivilcoy, mi pueblo. No me putea medio planeta, ¡me putea todo el planeta!... ¡Mierda! -reflexionó ante un legislador bonaerense y kirchnerista.
En fin, hombres del poder con estima bajo acoso.
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com