VIEDMA (AV).- Por el asesinato del puestero Carlos Yurquina, cuyo cadáver fue calcinado a escasos metros de la precaria vivienda que ocupaba, comenzó el juicio oral y público.
Son tres los imputados. Henry Nelson Murguiondo es el único procesado por el homicidio del peón en concurso real con "abigeato agravado". En tanto a Héctor Núñez y a Eliseo "Pato" Herrera se les imputa sólo "abigeato". Estos dos últimos se encuentran en libertad mientras que Murguiondo permanece detenido desde 2006.
Este hecho ocurrido en abril de ese año, generó una gran conmoción en la comunidad por las características del mismo. El desafortunado peón de 58 años no sólo fue asesinado sino que su cuerpo habría sido calcinado con la intención de borrar toda prueba.
Yurquina vivía solo en un campo fiscal ubicado a unos 60 kilómetros de Viedma, a la vera de la ruta nacional N° 3, en dirección a San Antonio Oeste. El hombre era oriundo de Jujuy y hacía más de 15 años que se dedicaba a criar ovejas en ese lugar. Sus hermanos no lo veían desde que cumplió con el servicio militar, según señalaron varios días después del homicidio cuando la Policía logró ubicarlos en el norte del país.
El hecho se descubrió cuando una familia fue a visitar a Yurquina el segundo fin de semana de junio de 2006. Al llegar al lugar tras un par de kilómetros sobre una huella y varias tranqueras, este matrimonio fue interceptado por un grupo de personas que dijo que Yurquina estaba internado. No obstante el matrimonio pudo observar que las personas que allí se encontraban faenaban ovejas que estaban a punto de parir. Esas personas señalaron a los visitantes que Yurquina se encontraba enfermo e internado en el hospital Zatti de Viedma, situación que no fue constatada por el matrimonio y generó la presentación de la denuncia.
Allí comenzó la investigación que generó varias detenciones, el secuestro de un camión jaula en el que fueron trasladados a Viedma parte de los animales faenados, el allanamiento de una carnicería clandestina del barrio Lavalle y en un domicilio particular en el radio céntrico viedmense, entre otras medidas.
De la negra y circunferencia que quedó como prueba a unos metros de la vivienda de Yurquina y donde su cuerpo habría sido calcinado, los peritos rescataron pequeños trozos de restos óseos, parte de una malla de un reloj, un diente y dos proyectiles.