NEUQUÉN (AN).- Entre las 23.30 y la cero del martes se produjo un acto vandálico sin precedentes en la provincia. En esa media hora un grupo no determinado de personas destruyó, sin dejar rastros y sin robar, las vidrieras de once locales comerciales. El recambio de las vidrieras a los comerciantes les costará en promedio unos 1.000 pesos.
En pocos minutos estallaron no sólo las vidrieras sino también los teléfonos de la Comisarías primera y segunda, generando un gran desconcierto en las autoridades que pedían que les confirmaran la dirección porque no podían entender lo que sucedía. En medio de ese frenesí de denuncias, la policía relevó once negocios a los cuales les rompieron la vidriera sin motivo aparente más allá del acto vandálico ya que en ninguno de los casos se produjo un robo. En su mayoría se trató de locales del Bajo aunque también hubo varios del Alto según confirmaron fuentes policiales. "No sabemos con qué han roto porque no hay elementos que nos den una idea de cómo lo hicieron, y además no se robaron nada. Es un daño intencional típico de los vándalos", calificó el comisario de la segunda, Leonardo Beroiza.
"Los agentes que participaron no encontraron ni piedras, ni palos dentro de los locales por lo que los pueden haber roto con una herramienta o una patada", resumió Beroiza quien en las primeras horas de la mañana de ayer tenía sobre su escritorio cuatro denuncias y aguardaba que se formalizaran un par más.
Desde la comisaría primera, el subcomisario Daniel Muñoz, sólo se limitó a confirmar que en su jurisdicción fueron cinco los locales afectados.
"No se encontraron elementos ni nada. Esto podría ser obra de cualquiera, hasta de un loco", graficó el uniformado.
Sin precisiones y con el único patrón común de la rotura de los vidrios sin dejar rastros y sin robar, la policía trata de atar cabos y recopilar datos que lo ayude a sostener alguna hipótesis. Hasta ahora lo único que hay, es que un vecino vio un menor y por otro lado se apreció un posible auto gris, pero no hay nada sólido.
Elisa Vicente, una de las dueñas del Corralón PAM SA, ubicado en Mitre 652, contó que: "Sonó la alarma a eso de las 23.30 pero no entraron ni se robaron nada. Un vecino nos dijo que vio un menor pero nada más". La vidriera que le rompieron es de 80 por 210 centímetros y el recambio les costó unos 900 pesos. Casi idéntico fue el testimonio de Guillermo, empleado de Lonco SRL, local de repuestos que se encuentra a una cuadra del corralón. "Lo que nos extrañó es que tenemos una reja tipo tejida que cubre el vidrio por lo que romperlo les debe haber costado", narró el hombre.