BUENOS AIRES (Télam).- "Arrogante rock. Conversaciones con Babasónicos" es un libro escrito por el periodista Roque Casciero, que cuenta la intimidad del grupo, desde la infancia de cada uno de sus integrantes hasta la enfermedad que provocó la muerte del bajista Gabo Manelli.
Casciero reproduce una charla de más de cuatro horas con el bajista, en la que Gabo relata todo en torno a su enfermedad, el linfoma de Hodgkin, que le provocó la muerte apenas un mes después de publicarse en diciembre una primera tirada del libro muy pequeña. Ahora acaba de salir la segunda edición coincidiendo con la aparición del disco "Mucho".
También, los lectores podrán conocer los motivos de la partida de DJ Peggyn, de qué manera se armó cada disco, y ofrece un largo capítulo con Adrián Dárgelos dedicado a la cultura rock.
En su charla con Télam, Casciero, periodista de "Página/12" que también escribió en "Rolling Stone", "La Maga" y "Playboy" México, reconoció el desafío que implica escribir sobre una banda tan importante para el rock argentino.
"Babasónicos es una banda arrogante y a mí me parece bien, porque el 'rocker' debe ser arrogante, pero además sin esa actitud, el mercado se los hubiera fagocitado", dijo Casciero.
-¿Cómo llegaste a Babasónicos?
-Me llamó el mánager de la banda, Eduardo Rocca, porque la colección funciona de manera oficial aunque no es una biografía oficial. La banda decide quién será el periodista que quieren para hacerles una larga entrevista. Ese es el formato del libro con
preguntas y respuestas.
-¿Costó hacer hablar a una banda que es muy reservada?
- Se trata de un grupo que siempre sostuvo esa idea del misterio y de que la gente no debía saber nada de ellos, de hecho en su último disco cantan "no quiero que me conozcan, prefiero que inventen". Tuvimos momentos en que hubo debates en torno de lo que habían dicho y quedó testimoniado, es más estoy seguro que la banda hubiera querido hablar menos de temas como la salida de Peggyn o la enfermedad de Gabo. Para mí esos temas eran innegociables, eran importantes y tenían que estar pero debo reconocer que los miembros del grupo estaban muy dispuestos a hablar de cosas que nunca habían hablado. En ese aspecto mi laburo fue más fácil, no tuve que sacarles las cosas con tirabuzón.
-¿Cómo reaccionaron ante el libro?
- Cuando estuvo listo, se los mandé, lo leyeron y nos reunimos todos para charlar. Un miembro de la
banda se enojó y dijo que el libro no debía salir, mientras que otro decidió dárselo a sus padres con el capítulo de su infancia arrancado con el argumento de que le habían dado el libro fallado.
-¿Cómo trabajaste el capítulo de la enfermedad de Gabo?
-Yo no sabía qué tenía Gabo, sólo sabía que estaba enfermo y les dije que había que hablar de eso. Lo más importante era que él hablara y que los otros dijeran cómo era estar sin Gabo. La entrevista fue en su casa y duró cuatro horas, pero en ningún momento mencionó el nombre de la enfermedad. Y cuando desgrabé la nota, me dije "tengo que ponerle el nombre", pero al final me pareció que no tenía sentido. Ahora que él falleció puede ser, pero al momento de escribirlo, no. Gabo me dijo 'mejor no lo pongas, así cuando los periodistas me pregunten les digo: "no me hagas acordar del peor momento de mi vida". El tenía todo un plan para cuando estuviera recuperado, y esa frase habla de su humor. Al mes se murió y el dolor fue muy grande.
-¿Es contradictorio con el rol del periodista llevarse bien con los protagonistas, en este caso los roqueros?
-Sí, es difícil. Nosotros estamos hablando de algo que nos gusta y la mayoría sentimos una identificación ideológica con el rock. A la mayoría de los que escribimos sobre rock, el rock nos cambió la vida y pensamos: "también se la puede cambiar a otro". La sociedad occidental no es la misma desde la irrupción de los Beatles. No sé si los colegas de política o economía trabajan de esa manera porque el rock modifica desde un lado más sutil, en cambio el político, al menos en las reglas, está obligado a generar el bienestar común.
-Pero los roqueros son más intolerantes a las críticas que los políticos, por ejemplo.
-Puede ser, no todos son susceptibles a las críticas, lo que pasa es que el artista trabaja con su obra, forma parte de su ser, y los actos de los políticos se suponen que están encaminados a lograr el bien común, por eso si criticás a un político no tiene mucho derecho a enojarse.
En cambio, si a un músico le decís que su disco es una porquería lo va a tomar de una manera personal, lo cual me parece bien, pero también me parece bien que tengamos la libertad para decirle "tu disco es una porquería". Las dos cosas son buenas y positivas.