Los heridos de la represión ocurrida anteayer en La Quiaca po
drían ser dados de alta hoy, mientras se observa con más preocupación el estado de la joven de 15 años con su ojo izquierdo dañado por un balazo de goma. Otros dos jóvenes también tienen heridas de disparos, pero están fuera de peligro.
"Río Negro" pudo conocer más detalles de lo ocurrido en esa convulsionada localidad de 22.000 habitantes ubicada en el límite con Bolivia, en la versión de observadores directos del lugar. Imágenes de celular emitidas por un canal de noticias mostraban anteayer una pacífica y nutrida marcha encabezada por el sacerdote Jesús Olmedo. Inmediatamente giraba el ángulo de la cámara y se veía a varios uniformados. Las imágenes empalmaban directamente con la represión. Se hacía notar así que hubo una reacción policial brutal a una marcha en reclamo de asistencia social. No obstante, la refriega -muy violenta- ocurrió en la municipalidad, que estaba ocupada por una treintena de manifestantes. La represión respondió a una orden de desalojo emitida por el juez penal de turno Jorge Álvarez Prado.
Según pudo saber este diario, en oportunidad en que el intendente de La Quiaca, Daniel Suárez, se encontraba en Bolivia reunido con Evo Morales, la municipalidad quedó a cargo del presidente del Concejo, prominente comerciante del lugar conocido por sus disidencias con el jefe comunal. La sospecha es que el municipio fue literalmente entregado a los manifestantes, liderados por el cura español Olmedo, de perfil mediático y confrontativo.
Este sacerdote acababa de protagonizar un día antes su propia "crucifixión" junto a una multitud, para protestar por la marginalidad del pueblo en La Quiaca y la falta de ayuda social.
Al volver el intendente Suárez, pidió a la Justicia el desalojo. Cuando, a la mañana siguiente, las fuerzas policiales tenían la orden del juez y dieron el preaviso, se supo que el propio obispo de Humahuaca, Pedro Olmedo, buscó persuadir sin éxito a su hermano Jesús de que desista de la toma, que protagonizaban hombres y mujeres -algunos enmascarados- que permanecieron incluso con sus hijos pequeños y que resistieron la orden de desalojar. Las fuentes indicaron que entre los ocupantes había miembros de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) que habían arribado en micros a la localidad.
Cuando se produjo la represión, del lado de los manifestantes había quienes respondían arrojando objetos y muebles contra los uniformados; entre ellos una concejal y un hombre discapacitado, que fue golpeado y sacado a la fuerza. La refriega tuvo el saldo conocido de al menos diez heridos y contusos, que incluían a niños. De la brutalidad del hecho dieron cuenta el sacerdote Jesús, la CCC y la Multisectorial. "Fue una masacre", dijo el primero. "No tuvieron piedad", señalaron los demás. Ayer, el sacerdote de La Quiaca Jesús Olmedo reclamó al gobierno que "le saque dinero a quien lo tiene, pero que después lo distribuya" entre los sectores empobrecidos y pidió a los empresarios agrícolas "ser generosos". (Redacción Central y agencias)