BUENOS AIRES, (Télam).- El músico, compositor y cantante Alejandro Sokol, recién alejado de Las Pelotas y al frente de El Vuelto S.A. se definió como "un profesional bastante bohemio que necesito divertirme con la música". A los 48 años y con una biografía que merece inscribirse en los altares del rock local por su importante rol en bandas emblema como Sumo y Las Pelotas, Sokol encara un nuevo desafío estético tras haberse bajado del grupo que lideraba junto a Germán Daffunchio.
"Tengo un instinto que me lleva a no renegar de nada. Pasé muchos años en Las Pelotas en los que aprendí mucho y los errores que hay son míos, pero ahora me siento libre y con la necesidad de disfrutar de lo que hago", explicó el roquero en charla con Télam.
Lejos de toda impostura pero procurando medir las palabras para hacer foco en El Vuelto S.A. antes que en las vivencias atravesadas durante 17 años con Las Pelotas, apuntó: "Yo no quiero ser el jefe ni el líder de nada, no es primordial para mí y por eso no ocupa ni el dos por ciento de mi vida".
"Para mí un roquero es incompatible con un empresario. Si sos empresario hacés números, calculás y hasta podés llegar a desconfiar", comparó diferenciándose.
En esa misma cuerda indicó que "además de planificar cosas necesito vivir y aunque ver a una multitud me pone la carne e' pollo, no me interesa saber cuánta gente viene a un recital, sino hacer un buen show".
Sokol razonó que "siempre estoy agradecido a la gente que viene y paga una entrada cara y mi manera de responder a eso es meterme en la música y disfrutar".
La idea del disfrute atraviesa cada instante de una charla en la que el artista va hilvanando ideas y ejemplos. "Para sufrir me quedo en casa, quiero divertirme hasta el fin con la música y tener sólo eso en la cabeza", aseveró.
"Si gano guita, mejor, y sino no hay problema. Estoy acostumbrado -completó- porque nací pobre y era feliz así". Detrás de ese discurso despojado que parece insuflar el mito del músico alejado de las responsabilidades que, sin embargo, no deja de jugar en primera, Alejandro deslizó que "soy conciente de mi historia pero trato de no pensar en eso para no convertirme en un personaje. Hay una cosa que tengo en la cabeza últimamente y es pensar que al personaje lo tengo que usar solamente arriba del escenario y guardarlo cuando me bajo".
Dispuesto a compartir nuevos vuelos, Sokol se unió a Ismael Sokol, Gustavo Bustos y Nicolás Angiolini (guitarras), Sebastián Villegas (bajo) y Damián Bustos (batería) para armar lo que avistó como "un grupo de amigos, una banda de crudos, una banda cruda que hace temas de mi autoría, covers y canciones propias. Yo necesito que los demás también se diviertan y que se suelten. En El Vuelto laburamos entre todos, somos un equipo y trabajamos como eso".
La flamante formación se presentó ayer en Buenos Aires, en un nuevo paso de un camino que luego seguirá por Bariloche, Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Rosario.