Sábado 07 de Junio de 2008 Edicion impresa pag. 47 > Deportes
¿La tercera será la vencida?
Nadal y Federer vuelven a definir el torneo. Las últimas dos ediciones fueron del español.

Por tercer año consecutivo Rafael Nadal y Roger Federer definirán mañana el Abierto de Francia. El español llega con una aplastante supremacía: le ganó las últimas dos finales y en el 2005 dejó afuera del torneo al suizo en semifinales, año en el que también fue campeón.

Nadal, segundo en el ranking mundial y tricampeón defensor del título en Roland Garros, superó 6-4, 6-2, 7-6 (3) a Novak Djokovic.

Luego Federer, primero de la clasificación y al que sólo le falta este Gran Slam en sus vitrinas, superó 6-2, 5-7, 6-3, 7-5 al ídolo local Gael Monfils.

El español Nadal avanzó por cuarto año al hilo a la final de Roland Garros, e intenta convertirse en el primer hombre desde Bjorn Borg (1978-81) que gana cuatro títulos corridos del Abierto de Francia.

Con su victoria, Nadal mantuvo su invicto de 27 partidos en Roland Garros (apenas cedió siete sets desde que juega en el torneo), y eliminó a Djokovic (3) del torneo por tercer año consecutivo.

El resultado también evitó que el serbio le arrebatara a Nadal el segundo lugar del ranking mundial.

Federer tiene un balance negativo en sus enfrentamientos personales con Nadal, con diez derrotas sobre 16 encuentros y ocho caídas en los nueve partidos sobre arcilla que jugó con el

español, entre ellos tres en Roland Garros: la semifinal de 2005 y las finales de 2006 y 2007.

Mientras el suizo se recuperaba de un bache, en la sala de jugadores, a escasos metros del rectángulo naranja, Nadal comía junto a su madre, charlaba con amigos y cada tanto sólo relojeaba lo que sucedía con su próximo rival.

Fue un viernes de altísimo nivel, no sólo en la cancha, sino también en las tribunas. En el palco principal se juntó parte de la historia viva del tenis mundial: Bjorn Borg, Guillermo Vilas, Manolo Santana, Boris Becker, Nicola Pietrangeli y Gabriela Sabatini.

Así se presenta la mejor final que se podía esperar para uno de los torneos más tradicionales del mundo del tenis. Sólo hay que esperar que los dos mejores escriban una nueva página que quedará grabada en la historia del deporte blanco.

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