SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El Grupo Ambiental del Centro Atómico Bariloche (CAB) presentó su informe anual al municipio, donde detalló los severos controles ambientales en sus instalaciones y predio. En el CAB se emplaza el reactor RA-6, el acelerador de electrones LINAC y el nuevo acelerador electrostático, instalaciones "Clase I" de importancia radiológica, cuyos controles se llevan a cabo de acuerdo a las normas internacionales en la materia.
El jefe del grupo ambiental, Rolando Granada, explicó que "en las instalaciones más importantes se realiza un control radiológico ocupacional, es decir se determinan la dosis que reciben los trabajadores. También se realiza un control radiológico ambiental, es decir determinar la dosis que podría recibir el público y la contaminación medioambiental debidas a la liberación de material radioactivo".
El científico dijo que durante el año 2007 en el reactor RA-6 "la actividad resultó menor que el límite de detección, mientras que la de los efluentes líquidos fue el 52 por ciento de los límites especificados en la licencia de operación". Agregó que se está trabajando con un sistema de gestión ambiental, que permitirá que todos los procesos del CAB se inscriban en dicho sistema.
El grupo que monitorea las instalaciones del CAB fue creado en el 2002 y desde entonces elabora un informe anual, que es entregado al municipio a fines de mayo de cada año. Sus miembros realizaron maestrías sobre informes ambientales y son los encargados de controlar que las políticas ambientales de la Comisión Nacional de Energía Atómica se cumplan en el CAB.
Granada reconoció que con el creciente desarrollo de la energía nuclear la actividad en el Instituto Balseiro será mayor y también en los laboratorios del CAB. Asimismo, se pondrá en funcionamiento el reactor RA-8 en la planta de Pilcaniyeu. Todos estos equipos son de investigación, no de potencia, y se controlan según las normas internacionales en seguridad nuclear. El informe entregado al municipio detalla el plan de acción ambiental de los últimos 12 meses y el tratamiento que se hace con los residuos y efluentes radiactivos, industriales, químicos y banales. El escrito sostiene que "se verificó lo ya observado en períodos anteriores, en el sentido que las instalaciones y equipos del CAB están reglamentariamente bajo norma en lo relativo a la seguridad nuclear y la protección radiológica de personal y público, y con un buen comportamiento en relación con el medio ambiente en lo concerniente a otros residuos y efluentes no relacionados con la actividad nuclear". Estimó que el RA-8 no se pondrá en marcha hasta que no esté terminado el asfalto hasta la planta.
Al respecto, Granada aclaró que "pese a realizarse todas las obras para conectar los efluentes cloacales del CAB al colector oeste, esto no fue posible ya que el colector no está habilitado". De esta forma, en conjunto con el Ejército, derivan sus efluentes a una planta propia y desde ella al Nahuel Huapi.
En lo que respecta a los desechos químicos, dijo que son ínfimos, no llegan a los 200 litros anuales, que se almacenan en un tambor. También los residuos nucleares son mínimos y se tratan según las normas internacionales. El año pasado fueron remitidos a los Estados Unidos.