NEUQUÉN (AN)- Cuatro integrantes de los grupos especiales de la Policía de Cutral Co fueron los primeros en darle a la Justicia el nombre de José Darío Poblete como presunto autor del asesinato de Carlos Fuentealba. Lo hicieron en sendas declaraciones prestadas el 5 de abril de 2007, al día siguiente de la represión en Arroyito, y su testimonio resultó clave para que la fiscal Sandra González Taboada pidiera la detención del sospechoso a la misma hora en que se producía el fallecimiento del docente.
"Valerosamente, relataron actitudes irregulares asumidas por Poblete luego de conocido el lamentable suceso", escribió la fiscal respecto de estos policías cuando consideró agotada la investigación. El juicio oral comenzará el miércoles (ver aparte).
Los cuatro efectivos -sargento Sergio Burgos, cabo primero Juan Benegas, cabo primero Ángel González, agente Néstor Bascuñán, todos del GEOP Cutral Co- declararon que Poblete -miembro del GEOP de Zapala- rompió la formación y se les unió luego de que la granada de gas lacrimógeno impactara en la cabeza de Fuentealba, quien viajaba en el asiento trasero de un Fiat 147.
Ninguno dijo haberlo visto disparar. Pero el dato que aportaron es relevante porque los miembros de los grupos nunca abandonan su formación para unirse a otra.
"Río Negro" pudo obtener los detalles en base a las constancias del expediente.
Las primeras horas posteriores a la represión, y cuando Fuentealba luchaba por su vida en el hospital Castro Rendón, en la fiscalía se tomaban declaraciones testimoniales a docentes que habían visto el ataque. El problema era que ninguno lograba identificar al autor del disparo.
Al mismo tiempo, en la dirección de Asuntos Internos, la Policía realizaba su propia investigación y tomaba testimoniales a los efectivos que habían estado en la ruta. Algunas de esas declaraciones, según consta en el acta, fueron tomadas durante la madrugada del 5 de abril.
Mientras tanto, en la sede de la fiscalía se recibieron fotocopias de los partes diarios de todas las unidades que participaron de la represión. Con esa información se pudo individualizar a los jefes de cada grupo, y se los empezó a citar para interrogarlos.
Las horas pasaban, y el nombre del presunto autor del disparo no surgía. Los jefes decían que no habían visto nada, o declaraban que creían que el docente había sido atropellado por un auto.
Hasta que el 5 de abril a la tarde, el oficial a cargo del GEOP Cutral Co, Diego González, volvió al edificio de la fiscalía en el que había estado declarando un rato antes porque tenía una novedad: cuatro de sus hombres querían hablar.
Según González, cuando él llegó a la Jefatura después de declarar en la fiscalía, hubo una reunión en el Salón Azul de la cual también participó el entonces superintendente de Seguridad, Adolfo Soto.
En esas circunstancias, los cuatro policías le contaron que "el día del incidente se sumó a la línea que ellos tenían, un efectivo que pertenece al grupo de Zapala, de apellido Poblete, el que tenía una pistola federal (es de las llamadas lanzagases), y que luego de lo que sucedió (se refiere al ataque contra Fuentealba) una persona de sexo femenino de baja estatura lo señalaba como que él había sido el que había provocado el disparo".
Recién allí el panorama comenzó a aclararse. A las 22.30 del 5 de abril, la fiscal pidió al juez Cristian Piana la detención de Poblete. A esa hora en el hospital se comunicó en forma oficial que Fuentealba había muerto.