Hubo un tiempo en que ni los "machos alpha" del mundo de la música y el espectáculo se salvaban de su ira divina. Desde que Alanis Morissette irrumpió en 1995 con el álbum "Jagged Little Pill" y llegó a lo más alto de la noche a la mañana, esta canadiense de nacimiento radicada en Los Ángeles ha cultivado con mucho esfuerzo y creatividad su imagen de feminista con buen humor.
Con más de un ex novio, la cantante, de 33 años, ajustó cuentas en sus canciones, en forma de terapia en CD seguida por millones de personas. Y también fue objeto de atención por sus críticas a la Iglesia tras ser educada en una familia muy religiosa. Sin embargo, de un tiempo a esta parte esta diva de lengua afilada parece haber reelaborado la mayor parte de su ira y haber sellado la paz con los señores del mundo. Su nuevo disco, "Flavors of Entanglement", que sale a la venta a nivel internacional mañana.
A nivel musical, la sólida mezcla de rock y pop (co-desarrollada por el productor de Björk, Guy Sigsworth) ofrece una alegría suave y melodías de noches de verano melancólicas. Y también los textos reflejan una mayor tranquilidad. La artista, antes tan provocadora, se vuelve reflexiva y reservada: los temas siguen siendo serios, pero menos arrebatados.
Esta artista, criticada por algunos pero admirada por muchos otros, inicia además en su nueva producción un viaje a otras orillas. De forma más intensa que en "So-Called Chaos" (2004) surgen la calidez emocional y la reflexión silenciosa, frente a las palabras ásperas del pasado.
El viaje de 46 minutos por el mundo de los sentimientos de esta ex estrella infantil de origen franco-húngaro comienza con "Citizen of the Planet". Morissette describe su vida como entre diferentes culturas en un tema estilo músicas del mundo con percusión del lejano oriente y guitarras eléctricas. En algunos casos, la artista sigue mostrándose tan abierta a la experimentación como en "Supposed Former Infatuation Junkie" (1998). Los fans podrán oír estructuras más allá del esquema normal de estrofa y refrán, así como ritmos llenos de efecto, tal vez un poco sobrecargados, de batería y bajos. Se trata de creaciones no potables para la radio, si no fuera porque la protegida de Madonna ofrece también temas más tradicionales.
En el single "Underneath", Morissette compara una pelea en una pareja con conflictos políticos. "Nosotros vemos la gran guerra afuera, el álbum muestra la guerra en el líving", comenta. Al otro extremo de la línea de estilo se ubican "Versions of Violence" o "Straitjacket". A ellas se suman la balada con piano "Not As We", y "Tapes", una cruda autocrítica que es sorprendente en el mundo de la música y en la que afirma: "I am someone easy to leave" (soy alguien fácil de dejar) y "someone help me find the pause button" (que alguien me ayude a encontrar el botón de pausa). (DPA)