| Recién llegado al país, Ismael Serrano dio una conferencia de prensa para anunciar su extenso tour de presentación del último disco "Sueños de un Hombre Despierto", y repaso de todos los temas que integran su repertorio. La gira completa ocho conciertos en Buenos Aires, además de los que realizará en todo el país y que lo traerá, el próximo martes 10 de junio, al estadio Ruca Che, de Neuquén. En el mismo encuentro con medios de todo el país, recibió el Disco de Oro por las ventas en Argentina de "Sueños...", grabado entre abril y junio del año pasado en Madrid y masterizado en Londres. En diez años y algo de carrera, Ismael lleva editados siete compactos en España, EE. UU. y América Latina, de los que ha vendido un millón de placas. Mediodía de sol, temperatura agradable. Con "Río Negro", el encuentro fue personal, en un tranquilo bar de Barrio Norte, cafés y brownies de por medio, tras su primer recital en la Avenida Corrientes. Está más delgado, con menos cabello que en su visita de setiembre del año pasado, atento siempre. "Con el paso del tiempo, las canciones adquieren una dimensión diferente, aunque a veces suponen rendir ciertas circunstancias de la vida. No se trata tanto de reinterpretarlas, sino de revivir, de ponerse nuevamente en situación, en emociones que han sido lo suficientemente intensas para llevarme a conformar una canción. Eso quiere decir que esos sentimientos siempre dejan un poso en mí, me transforman, me convierten en alguien diferente, en algún modo. Son enseñanzas de vida." "Es cierto que hay temas que cuando transcurren los años, se cantan con otra perspectiva. Más claro, podría decir aquel primero, "Papá cuéntame otra vez"... Reprocharles a mis padres el fracaso en el que vivo, el fracaso del mundo en el que vivo, perdón, a estas alturas de la vida con treinta y cuatro años, es un tanto de caradura (sonreímos). Se supone que ahora, la responsabilidad es de nuestra generación." - Una parte al menos. - Una parte, sí. Con lo cual, la canto desde otra mirada, pero con la misma vigencia, rescatando ese sentimiento de esperanza, esa mezcla de desencanto y esperanza, inclusive, y de utopía que también impregna el texto. Por eso, para mí, sigue siendo vigente para rescatar la necesidad de recuperar valores que continúan teniendo validez en estos días." - De aquí a unos años, alguien te dirá, papá cuéntame otra vez... - Sí, lo que no sé es si tendré algo que contar en el sentido de que se cumplen ahora cuarenta años del mayo del 68, se revisa la historia, se hacen documentales, tertulianos muy sesudos pues hablan de ello en sus foros y tal. Quiero decir, ocurrieron cuestiones muy importantes en aquel mayo que dejaron un poso en la historia. Me gustaría pensar que nosotros también lo dejamos, al menos que intentamos transformar la realidad. A pesar de que los frentes no están tan claros como entonces. Quizá de un forma más sutil, algunos frentes, nuevos y los de siempre, siguen abiertos y continúa habiendo gente, al pie del cañón, empeñada en perseguir sus sueños de un mundo mejor, que está más al alcance de nuestras manos de lo que realmente creemos. Ojalá, en ese "papá cuéntame otra vez" que pudiera decir alguien de la generación venidera, al menos no nos reproche que no lo intentamos. - Estás refiriéndote al mayo francés y habrás leído las declaraciones del presidente galo Nicolás Sarkozy contra aquel movimiento, criticando a los jóvenes que salieron a las calles de París, con lemas como "la imaginación al poder". - Sí, pero Daniel Cohn-Bendit, uno de esos revolucionarios, le respondió muy claramente, diciéndole que si aquello no hubiera ocurrido, el no habría llegado a presidente. Más aún, alguien fue mas allá y expresó que no sólo no hubiera arribado a la presidencia, sino que jamás hubiera podido ser pareja de Carla Bruni, de no haber sido por aquel mayo del 68 (reímos). O sea que es un tanto imprudente querer enterrar -como prometió Sarkozy- aquellos años que sí dejaron un pulso de rebeldía, de cuestionamiento de la autoridad por parte de la sociedad civil, sobre todo por los más jóvenes que exigían un cambio en la sensibilidad, particularmente de los políticos; muchos de los actuales se formaron al amparo de aquellos movimientos. Es absurdo negar el valor en gran parte positivo de esas reivindicaciones. Incluso desde el punto de vista poético, por aquello de "prohibido prohibir" o "bajo los adoquines está la playa", o "sé realista, pide lo imposible" o la frase que tu citaste, hermosas consignas que siguen vigentes para mí, aunque, a menudo, nos dé la sensación de que bajo los adoquines no hay nada. - En el diálogo con vos mismo que establecés al cantar, en ese repaso de ideas que te surgieron hace tiempo ya, ¿qué papel juega el público? -Bueno, la necesidad de estar sobre un escenario responde al miedo a la soledad que tengo, porque me siento acompañado. Las canciones son espacios de encuentro; ayudan a ver que uno no está solo en la persecución de ciertos sueños, de determinados ideales. Es decir, no tiene sentido la música cuando no es un diálogo en el que finalmente te nutres porque hay una respuesta clara por parte del público, no siempre explícita, a veces tácita. Quizás él sea el espejo donde tengo que mirarme cuando interpreto las canciones. EDUARDO ROUILLET | |