Primero fueron los pescadores franceses, luego los camioneros españoles, británicos y búlgaros. Pero el descontento y la ira se hacen patentes también en otros países de la UE: los conductores de toda Europa entran en cólera cada vez que miran los precios de los combustibles.
Cada vez son más las voces que piden reducciones de impuestos y otras ayudas para compensar los elevados precios del diésel, la gasolina o el fuel. Y los primeros gobiernos están empezando a ceder: Austria anunció el miércoles subsidios financieros y el Reino Unido está a punto de cambiar de postura. En Francia, los pescadores bloquean desde hace dos semanas numerosos puertos y varias instalaciones petroleras. La duplicación de los precios del diésel hace que la pesca sea cada vez menos rentable, ya que el combustible de los barcos pesqueros reduce las ganancias. Así, los pescadores cortan las calles una y otra vez y en el puerto petrolero de Fos, en Marsella, se han producido varios enfrentamientos con la policía. En España, los pescadores han convocado una huelga y tienen previsto realizar una manifestación en Madrid contra los elevados precios del combustible. Mientras, los gobiernos de Francia y España abogan por ayudas financieras directas de la Unión Europea para este sector.
París ya ha preparado una partida de 310 millones de euros (482 millones de dólares). Entre tanto, los camioneros británicos protestaron esta semana con kilométricos convoyes y conciertos de bocinas contra el drástico aumento del precio del crudo y los elevados impuestos. Si el gobierno no actúa, tienen previsto bloquear puertos y refinerías.
También los camioneros franceses que hacen rutas de largo recorrido amenazan con combatir y bloquear carreteras si el gobierno no accede a conceder ayudas esta semana. En Bulgaria, el miércoles más cien camiones bloquearon la autopista que rodea Sofía, mientras que en España la federación central de camiones negocia con el gobierno posibles ayudas. La Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer) ha convocado una huelga indefinida para el 8 de junio.
En vista de la indignación que reina en toda Europa, cada vez más gobiernos se enfrentan a una fuerte presión. Viena planea ya una serie de facilidades financieras para los conductores. El ministro de Finanzas, Wilhelm Molterer (ÖVP), anunció días atrás un "claro incremento" del importe destinado a quienes viajan diariamente y un aumento de los fondos para el transporte. Las protestas han hecho igualmente mella en las autoridades londinenses: "El gobierno reflexionará sobre los polémicos impuestos que gravan los vehículos y la gasolina", se anunció el miércoles en Londres.
Sin embargo, el gobierno español se mantiene firme y rechaza rotundamente las demandas de una reducción de los impuestos sobre el petróleo. Con todo, la situación no es igual en todos los países de la UE.
Los italianos están indignados por los elevados precios del crudo, sí, pero se sienten todavía más por las subidas en la pasta y el pan. Y también los polacos, apasionados de los automóviles, se muestran moderados. Mejor ahorrar en la comida que en el coche. Tener un buen vehículo en el frente de la puerta de casa es señal de prestigio.
THOMAS LANIG (*)
DPA