PARÍS/BOGOTÁ (AFP/DPA) Mientras familiares de Ingrid Betancourt manifestaron su esperanza de una pronta liberación de la ex candidata presidencial, el gobierno llamó a las FARC a iniciar negociaciones de paz, tras la designación de un nuevo comandante de las guerrilla más importante del país.
Las FARC anunciaron el fin de semana que Alfonso Cano fue designado como líder de las FARC tras la muerte de Manuel Marulanda o "Tirofijo". El grupo guerrillero confirmó el domingo que Marulanda, de 78 años, murió en marzo de un infarto. Cano, de unos 50 años y cuyo nombre verdadero es Guillermo Sáenz Vargas, es antropólogo y participó en las negociaciones con el gobierno en los años 90.
"Ante los últimos acontecimientos, hacemos un llamamiento al comandante Alfonso Cano- hombre ilustrado y progresista- quien al tomar la dirección de las FARC, tiene el poder de empujar la historia liberando a Ingrid y los tres civiles", afirmaron en un comunicado Yolanda Pulecio y Astrid Betancourt.
"El hecho que las FARC designaran a Alfonso Cano, de la línea política, más que de la guerrerista, nos parece que es una señal que quieren ir por ese camino" de la negociación política, dijo Astrid Betancourt, hermana de la ex candidata secuestrada en febrero del 2002 por las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). "El tiene que pensar que la liberación de los secuestrados civiles va a abrir las puertas para la paz... la comunidad internacional va a reconocer ese hecho" de las liberaciones .
El sustituto de Cano dentro del "secretariado" o la jefatura de siete miembros de las FARC es el comandante, "Pablo Catatumbo", quien también fue negociador de las FARC en los años 90 . Así la jefatura insurgente tras la muerte de Marulanda, quedó conformada por Cano, Catatumbo; Luciano Marín o "Iván Márquez"; Luis Suárez o Jorge Briceño, alias "Mono Jojoy"; Timoleón Jiménez alias "Timochenco", Milton de Jesús Toncel o "Joaquín Gómez" y Mauricio Jaramillo o "El Médico". (ver infografía) Mono Jojoy y Gómez son vistos como del ala militar y la que mayores golpes propinó al ejército en los años 90. Hasta la muerte de Marulanda, la guerrilla mantenía su postura de exigir el retiro de militares y policías de Pradera y Florida, dos municipios del suroeste colombiano, para negociar allí con el gobierno las condiciones de un canje o intercambio de unos 40 secuestrados, incluyendo Betancourt, a cambio de cientos de rebeldes en prisiones colombianas.
El gobierno del presidente Álvaro Uribe se ha negado sistemáticamente a ese retiro o despeje de la fuerza pública y a fines del 2007 presentó como contrapropuesta negociar el intercambio en cualquier otra zona rural del país donde ya no exista presencia militar o de agentes policiales.
En este sentido, el gobierno colombiano le aseguró "Alfonso Cano", que es un momento para concretar acuerdos de paz entre las partes, aunque le advirtió que de lo contrario la fuerza pública lo combatirá.
El ministro del Interior y Justicia, Carlos Holguín, expresó que el gobierno "siempre ha estado interesado" en negociar la paz con la FARC, pero éstas se han negado.
"Si él ('Cano') quiere está abierta la puerta de la paz, de la negociación. Pero si quiere hostigarse como ha sido la política de las FARC y cómo fue la actitud de 'Manuel Marulanda' de mantenerse en la guerra y en la criminalidad, pues está la total decisión del gobierno y de las Fuerzas Armadas de perseguirlo u hostigarlo", comentó. Holguín expresó que las Fuerzas Militares estarán dispuestas a "reducir" a "Cano".
