BERLÍN (dpa) - Los homosexuales fueron perseguidos, encarcelados e incluso asesinados durante el régimen del dictador Adolf Hitler. El olvido al que fue sometido ese hecho durante muchos años, sobre todo en la posguerra, encontrará su fin mañana, cuando el país inaugure un monumento en su memoria en el corazón de Berlín.
Alemania cuenta ya desde 2005 con un imponente monumento al Holocausto que recuerda a los millones de judíos asesinados por los nazis en toda Europa. La obra, un imponente conjunto de 2.711 bloques de hormigón de distinta altura, es obra del arquitecto estadounidense Peter Eisenman. Sin embargo, hasta ahora faltaba un "símbolo visible en un lugar importante del sufrimiento de esas almas maltratadas", los homosexuales, como dijo Christina Weiss, la que era ministra de Cultura cuando la Cámara baja del parlamento alemán, el Bundestag, aprobó la creación del monumento a los homosexuales en 2003.
Mañana martes, su sucesor, el cristianodemócrata Bernd Neumann, y el alcalde de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, que no oculta su homosexualidad, inaugurarán en Berlín el nuevo monumento a los gays y lesbianas víctimas del nazismo. Esa obra, que ha supuesto un costo de cerca de 600.000 euros (casi 950.000 dólares) se ubicará en el famoso parque Tiergarten, muy cerca de la emblemática Puerta de Brandenburgo y justo frente al monumento a los judíos asesinados.
Las iniciativas de homosexuales verán por fin su sueño hecho realidad tras 15 años de luchas por alcanzar reconocimiento para ese colectivo.
El monumento ha sido diseñado por el dúo de artistas escandinavos Michael Elmgreen e Ingar Dragset y representa un cubo sostenido sobre columnas. En una de sus esquinas se puede ver una ventana a través de la que se ve una pareja homosexual besándose. La idea inicial era un beso entre hombres, pero ante la fuertes voces de protesta de grupos de lesbianas, finalmente se decidió mostrar un beso masculino y otro femenino.
"Con este monumento, la República Federal Alemana quiere honrar a las víctimas de la persecución y el asesinato, mantener la memoria de la injusticia y mostrar un símbolo contra la intolerancia, la hostilidad y la marginación de gays y lesbianas", puede leerse en un texto que informa de la persecución que sufrieron los homosexuales en la época nazi.
Se estima que durante el Tercer Reich se procesó a unos 54.000 homosexuales y cerca de 7.000 murieron en campos de concentración. Para el régimen de Hitler incluso una "mirada concupiscente" o un beso en un lugar público bastaban para enviar a un homosexual a la cárcel o a un campo de concentración, donde eran marcados con el color rosa. No en vano, para los nazis la homosexualidad debía combatirse porque era la socavación de la "voluntad natural" y ponía en peligro la "continuación del pueblo".