SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El ataque a un celador y la resistencia a la intervención policial en el Hogar Convivir, dejó como saldo tres policías heridos, algunos menores con lesiones menores y el traslado de los cuatro presuntos iniciadores del desorden a comisarías de la ciudad.
El disturbio comenzó a desarrollarse a las 0.40 de ayer cuando varios internos del Hogar iniciaron un importante desorden, situación que motivó un llamado de atención del celador que los custodiaba.
Lejos de apaciguarse, los revoltosos comenzaron a agredir al celador, a quien golpearon con el barral de un cortinado, a la vez que trataban de romper la puerta del edificio.
La presencia del policía que custodia el lugar, y sus advertencias, sólo hicieron aumentar la exaltación y que se sumaran otros menores a la revuelta, y el uniformado debió requerir el auxilio de refuerzos, que con mucho trabajo lograron dominar la situación.
Una vez apaciguado el conflicto, el juez Miguel Angel Gaimaro Pozzi, ordenó que alojaran en comisarías a los cuatro jóvenes que demostraron ser más belicosos, entre los que se encuentra uno que ya cumplió 18 años y está esperando ser juzgado por un homicidio.
Dos suboficiales y un agente de la Policía rionegrina resultaron con serias lesiones, porque los menores los atacaron con elementos contundentes. Uno de los agentes resultó golpeado en la cabeza con una pesa de las que utilizan los menores en su gimnasio.
No es la primera vez
No es la primera vez que los internos del Hogar Convivir protagonizan disturbios de similar envergadura.
Han golpeado a maestros y celadores, y en una ocasión secuestraron al director del instituto y lo amenazaron de muerte para que los traslade hasta el centro de la ciudad en su auto. A pocos metros del lugar donde descendieron asaltaron una farmacia, donde robaron dinero y psicotrópicos.
En otra ocasión, dos menores que habían salido sin permiso y pretendían reingresar al Hogar con bebidas alcohólicas, al ver obstaculizado su objetivo atacaron al policía que custodia el exterior del edificio, y momentos después se generalizó el ataque a las autoridades, de manera tal que hasta el director del organismo y el operador de turno debieron refugiarse en la
casilla del uniformado.
Siguió adentro
La rebelión de los menores continuó en el interior del Hogar cuando alguno de ellos decidió prender fuego los colchones, los que obligó a intervenir en dos ocasiones a los voluntarios del Cuartel Central de Bomberos, porque después incendiaron los sillones que estaban en la sala de estar, los mismos que comparten con sus amigos y familiares cuando van a visitarlos.
Pero no se conformaron con lesionar a dos policías y dañar los móviles con las piedras que arrojaban desde diversos ángulos, sino que utilizaron los tarros de pintura que había en el lugar -para reparar los daños producidos en otros motines- y los arrojaron contra las autoridades.