Domingo 25 de Mayo de 2008 Edicion impresa pag. 18 y 19 > Politicas
LA SEMANA EN BARILOCHE: Platos rotos

El intendente electo Marcelo Cascón deberá asumir con un Concejo ya constituido, que fue electo en otra instancia.

Pero en algún sentido el recambio de gobierno será similar a cualquier otro, porque ocurre pocos meses después de la renovación total de autoridades y en los hechos funcionará como la inauguración definitiva del período. Esto en razón de que el breve mandato interino de Darío Barriga siempre apareció contenido e improvisado, justamente por la incertidumbre sobre su continuidad.

La suerte corrida por el FpV, que perdió luego de cinco triunfos en serie, permite sacar conclusiones sobre la dinámica de las sociedades políticas. La alianza hasta ahora en el gobierno reunió al partido vecinal SUR, nacido bajo el liderazgo del ex intendente Icare, con el PJ y el Frente Grande, dos fuerzas que ya tenían una sociedad previa y lejos están de ser un simple sello.

El 28% que cosecharon en conjunto el pasado domingo habla de un retroceso muy visible, cuyos motivos van más allá del desgaste de la gestión. En julio del 2007 la misma coalición con Alberto Icare como candidato y una surtida lista de concejales detrás (¿motivación extra que faltó esta vez?), el FpV obtuvo el 41,4%. Es decir que en solo 10 meses perdió 13 puntos y más de 5.000 votos. Es difícil determinar cuántos de los sufragios fueron aportados por cada fuerza. Pero vale anotar que cuando se presentó en soledad por última vez (municipales del 2003), el Frente Grande logró el 14,4%. En esa misma elección el justicialismo tocó su piso histórico con el 8,12%.

Para evaluar el caudal de SUR no hay referencias cercanas, pero podría tomarse como antecedente la única vez que Icare se presentó sin socios, en mayo de 2002, y alcanzó el 25,7%. Con los recaudos del caso (dado lo cambiante de las fidelidades políticas), cualquier pronóstico razonable indicaría entonces que esas tres fuerzas trabajando codo a codo no deben bajar del 40%.

Es obvio que otros candidatos se beneficiaron con la fuga de votos del FpV y fue SUR el que cargó con el peso de alzar la bandera dejada por Icare. Con los números en la mano, quedó en evidencia que no supo dotar de contenido a un proyecto nacido y criado en el poder, que recién varios años después debutará como oposición. Entre otras debilidades, el partido vecinal falló en la conformación de una militancia numerosa y estable que trascienda el subgrupo de los funcionarios rentados. En ese marco, El FpV pagó el precio de la ausencia de debate interno y de capacidad política para desarrollar un gobierno de coalición. "Con estos muchachos no se puede", fue la frase repetida en reserva por numerosos dirigentes del PJ y el Frente Grande cuando en los últimos meses eran testigos calificados de cómo SUR hacía y deshacía en temas cruciales para el municipio.

Y si de estrategia electoral se trata, tal vez acepten en algún momento que el origen del traspié del domingo haya sido la decisión de candidatear a Icare el año pasado, cuando estaba claro que su salud ya no le permitía gobernar y había fracasado el intento de crear por Carta Orgánica la figura del viceintendente.

Ante ese escenario la salida lógica para el FpV era instalar una figura nueva (Barriga o cualquier otro) para competir en aquella elección y evitar esta última que, era sabido, llegaría con nuevos riesgos e incertidumbres.

La experiencia indica que en Bariloche es difícil construir mayorías sólidas y nadie puede ganar una elección (y menos gobernar) en soledad. La nueva alianza de partidos que en pocos días quedará a cargo del municipio debería tomar nota sobre la difícil convivencia que existió al interior del gobierno saliente y asegurarse de que la ciudad no pague los mismos costos.

 

DANIEL MARZAL

dmarzal@rionegro.com.ar

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí