Domingo 25 de Mayo de 2008 Edicion impresa pag. 28 > Internacionales
Clave del éxito de Obama también está en su equipo
Sus asesores están mejor organizados que los de Clinton. Los atrajo más por su energía que por lo que les paga.

WASHINGTON (AP).- Mientras la maratón de las primarias demócratas se acerca a su fin, el equipo de Barack Obama está al borde de vindicar su creencia de que el novato y elocuente senador negro de Illinois era un candidato singular, que podría ganar la candidatura presidencial demócrata en uno de los resultados más inesperados de la política estadounidense. Incluso los leales seguidores de Obama, que imaginaron que algo así podría pasar, parecen aturdidos con su éxito frente a Hillary Rodham Clinton, quien el año pasado parecía destinada a ganar la candidatura antes de que se emitiera voto alguno.

Ahora, ellos enfrentan un nuevo desafío con la inminente nominación de Obama y hacen campaña contra el republicano John McCain.

Si tienen éxito, muchos miembros del equipo podrían estar llegando a la Casa Blanca y ayudar a Obama a dirigir el país en ocho meses más. Los presidentes a menudo a designan a sus consejeros de campaña en cargos en la de gobierno. El equipo de campaña fue dirigido por el sereno y concentrado David Plouffe. Su estrategia se inspiró en la experiencia del precandidato como organizador comunitario.

El equipo construyó una campaña que buscó concretar lo que otras sensaciones políticas como Gary Hart y Howard Dean no pudieron: traducir la energía y emoción del fenómeno inicial en resultados a largo plazo.

"Creo que todos éramos realistas, sabíamos que él estaba empezando como un competidor que no era el favorito", dijo su vieja amiga y consejera Valerie Jarrett.

"Pero no creo que él hubiera recorrido este camino con un equipo que no estuviera seguro de la victoria. Iba a ser una batalla cuesta arriba, pero al final pienso que todos estábamos seguros de que podría hacerse y que él podría hacerlo".

Mientras la campaña de Clinton se dividió en centros de poder enfrentados entre sí, cuyas disputas se filtraron al público, la ropa sucia que pudiera tener la campaña de Obama se lavó en la intimidad.

Plouffe representa la visión de Obama: es un procesador de números firme e impasible al que no le gustan los reflectores, capaz de dejar fuera el ruido y concentrarse en los movimientos necesarios para alcanzar la batalla final.

El director de campaña fue el cerebro de un plan de gran alcance de Obama que vio más allá de las primarias del supermartes del 5 de febrero y que Clinton había pronosticado que le darían la nominación a ella. Plouffe despachó representantes a estados que la campaña de Clinton pasó por alto, particularmente a asambleas locales de partido en estados pequeños donde la organización intensiva produjo victorias que inflaron la ventaja de Obama en número de delegados.

Plouffe trabajó con otros dirigentes en campañas que se fueron a la bancarrota, por lo que esta vez hizo alarde de una gran austeridad. Obama atrajo a un personal talentoso para que trabajara por mucho menos de lo que podrían haber ganado con Clinton.

Plouffe administró cuidadosamente las cuentas de banco para conservar suficiente dinero para seguir a flote después de la muy cara disputa del supermartes, mientras que la campaña de Clinton quebró. Ella tuvo que prestarle a su campaña un total de 11,4 millones de dólares para que se mantuviera a flote.

En el mes que siguió al supermartes, Obama ganó 11 competencias consecutivas y tomó una ventaja en número de delegados que Clinton no ha podido borrar. Ahora el equipo deberá unir al dividido partido demócrata y presentar a Obama a un sector de votantes completamente nuevo, a medida que se enfrenta a un héroe de guerra muy conocido y con atractivo entre ambos partidos.

La campaña está sumando rápidamente a nuevas personas, como la experimentada estratega de comunicaciones Anita Dunn, quien está casada con el asesor general de campañas Bob Bauer y quien se unió recientemente al círculo interno de Obama.

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