La romántica idea de unir físicamente Europa y Estados Unidos por un túnel subterráneo es hoy "realidad" gracias a un "telectroscopio" que permite que personas de Londres y Nueva York se vean las caras en tiempo real.
Para ello, el artista británico Paul George ha creado un "telectroscopio" bajo el Puente de Brooklyn, en Nueva York, y otro junto al Puente de Londres, de forma que quienes se asoman por el cristal de un lado del Atlántico son vistos por el otro.
El 'telectroscopio', que tiene 11.2 metros de largo y 3.3 metros de alto, es un dispositivo que permite a visitantes de un lado y otro del Atlántico mirarse a través de unas cámaras HD ubicadas en cada extremo del aparato.
George asegura en su web que la idea de este "túnel transatlántico" moderno, que "tiene" más de tres metros de diámetro, fue de su bisabuelo, quien emprendió la construcción del gigantesco tubo que ahora él se ha encargado de terminar.
Sin embargo, el secreto del invento, que permanecerá montado hasta el próximo 15 de junio durante las 24 horas del día, no es tan romántico.
Según explicó Peter Kohlmann, productor del proyecto en Nueva York, en realidad al final del "telectroscopio", de unos diez metros que terminan "entrando" en la tierra, hay unas cámaras de alta definición conectadas por fibra óptica para simular en tiempo real un túnel de verdad.
El nombre del aparato surgió a raíz de un error mecanográfico de un periodista del siglo XIX, que escribió "electroscopio" para hablar del instrumento que se utiliza para medir cargas electrostáticas en un artículo en el que también decía que el aparato en cuestión servía para "eliminar ausencias".
Con ese telón de fondo, el artista británico se puso en contacto con la compañía Artichoke para desarrollar una idea que durante esta semana se ha hecho realidad, tras un curioso despliegue en el que los responsables hicieron creer en cierto momento que desde el suelo de ambas ciudades aparecía "por fin" el extremo de la tuneladora que estaba haciendo un túnel bajo el Atlántico.
Aunque el invento se inauguró el jueves, coincidiendo con la apertura de las celebraciones del 125 cumpleaños del Puente de Brooklyn, decenas de crédulos y curiosos continuaban asomándose con admiración al extremo neoyorquino del "telectroscopio" para ver a los londinenses.
Además, escribían mensajes en una pizarra para que los leyeran a más de 5.500 kilómetros de distancia sus "interlocutores", como el previsible "te estoy viendo", el desconfiado "salta", para comprobar que es en tiempo real, o el sentimental "Te quiero".
(El País y Agencias)