Si algo caracteriza a los dirigentes del MPN es su realismo a toda prueba. Sapag no alienta ninguna utopía para sacar a la provincia de la crisis financiera y conducirla al despegue económico. Como Sobisch ayer, ha puesto sus ojos en los únicos recursos que Neuquén tiene a mano: petróleo, gas e hidroelectricidad. Sólo que los tiempos han cambiado -aunque no tanto-, y así como aquél ponía el énfasis en las empresas -"aliadas estratégicas", las llamaba sin ruborizarse- éste hace eje en la potestad del Estado para renegociar los contratos estableciendo nuevas reglas de juego.
Aunque ningún gobierno del MPN le ha hecho las cosas fáciles a su sucesor, en el caso de Sapag un elemento le añade dramatismo a la delicada situación financiera heredada de Sobisch: para despejar de conflictos del escenario social, el gobernador se ha apresurado a otorgar aumentos salariales a los estatales, lo que equivale en cierta medida a haber quemado las naves. Por eso, en el segundo semestre del año deberá mejorar los ingresos o verá desmoronar su proyecto de poder.
Con todo, las expectativas no son malas y la estrategia política que ensaya el gobierno para salir del atolladero -basada en una alianza sin vueltas con la administración nacional- parece contribuir, al menos de momento, a mejorar sus chances.
De hecho, Sapag acaba de cosechar un acuerdo para la construcción de la represa Chihuido I, un emprendimiento que mejorará a mediano plazo la performance en materia de ingresos por la producción de energía, mientras contribuye en lo inmediato a darle aire frente a sus detractores internos, que cuestionan con evidente mala fe el acercamiento a Cristina.
Al parecer, Chihuido es prioridad para el gobierno nacional y la existencia de una línea de transporte para la energía -la Comahue-Cuyo- incentiva a los inversores, al punto que ya existirían grupos interesados, entre ellos Hidroeléctrica Piedra del Águila, y las brasileñas Odebrecht y Camargo Correa.
No es la única ventaja que Sapag ha obtenido de su acercamiento a los K. Además de ingresar en la nómina de beneficiarios de la obra pública y de lograr una refinanciación de la deuda, ha conseguido un mejor precio para el "gas plus", o sea el los nuevos yacimientos y arenas compactas, lo que también contribuirá a mediano plazo a ampliar los ingresos neuquinos.
No es tanto que Sapag haya sido beneficiado por su decisión de sumarse como aliado, sino que ha hecho una lectura adecuada de la coyuntura. El país padece una dramática declinación de las reservas de petróleo y gas, lo que convierte a los hidrocarburos en una variable inflacionaria, y obliga a Nación a ampliar las áreas explotables o resignarse importar un recurso cuyo precio crece día a día en el mercado internacional.
Por eso, es un hecho que el gobierno nacional también lanzará en breve un precio diferencial para el denominado "petróleo plus", que incluye el crudo de los nuevos yacimientos y el que provenga de la recuperación terciaria de los pozos. Se trata de una mejora por la que Sapag ha venido bregando desde que asumió y en la que deposita no pocas expectativas.
Otra esperanza del sapagismo es obtener una mejora en la coparticipación, no por vía del aumento del actual índice que percibe la provincia (la ley está congelada) sino a través de un mayor volumen de recursos coparticipables. Actualmente la Nación coparticipa el 30% de lo que recauda y hay un clamor entre las provincias para que ese porcentaje se amplíe.
Para Sapag, en fin, el objetivo de corto plazo es mejorar en los próximos 60 días la recaudación para cubrir, como mínimo, la desbordada masa salarial del Estado.
Sin embargo ninguno de los aspectos que se han venido mencionando, por sí mismo o en conjunto, implicaría un vuelco en los ingresos capaz de enderezar de un golpe las finanzas provinciales. Sólo la renegociación de las concesiones petroleras -incluyendo el cobro por parte del Estado de un porcentaje sobre la facturación de las empresas, y un alza en el porcentaje de las regalías- podría sacar a Neuquén de la delicada situación actual.
Sapag ha venido manteniendo conversaciones reservadas con las principales empresas del sector y en las próximas horas se conocerá el decreto que abre el registro de firmas interesadas en participar de la renegociación. El plazo para hacerlo será de 60 días y no se volverá a abrir en cuatro años.
Esta negociación no resultará, con todo, sencilla para el gobierno. Las Jornadas del Instituto Argentino del Petróleo (IAPG) realizadas esta semana en Neuquén, sirvieron de caja de resonancia a los empresarios del sector, que entre otras cosas reclamaron "reglas claras" y mejores precios para el "gas plus". Pero además, significativamente, hablaron de la "extensión" de los contratos, en lugar de aludir a la renegociación integral que reclama el gobierno provincial.
Los intereses del poderoso lobby petrolero no son el único nubarrón que se cierne sobre el proyecto de Sapag. También sectores de la oposición política y social -Grupo Moreno, Club de Cultura Socialista, Grupo Valhor, Federación Universitaria del Comahue, Une- convocaron a resistir la prórroga de los contratos, pero esta vez desde una perspectiva político ideológica. Sostienen que la Constitución provincial impide a Sapag concesionar yacimientos a empresas que no sean públicas. Y recuerdan que en la constituyente del 2006 Sobisch falló en su intento de cambiar ese precepto constitucional.
Desde el gobierno sostienen que las críticas "son teóricas" y carecen de "sustento jurídico", por cuanto la YPF estatal ya no existe y la provincia está habilitada para renegociar los contratos por la ley corta de hidrocarburos sancionada hace poco.
Destacan que el Estado no podría "ni técnica ni financieramente" ocuparse de extraer petróleo pero, por las dudas, trabajan en la creación de una nueva empresa estatal: "Petróleos del Neuquén SA", que junto con Hidenesa podría llenar el vacío jurídico que se presenta para traspasar la explotación a privados. Además, en el gobierno sostienen que esta crítica no será compartida por los intendentes, sean oficialistas u opositores, porque ellos saben bien dónde les aprieta el cinturón.
Los próximos meses dirán sobre estos desvelos. Por lo pronto sigue quedando claro que el petróleo, y todo lo que gira alrededor de él, forman parte de la naturaleza local, al punto que impregnan toda la política, no sólo la oficial sino también la que desde su propia perspectiva agita la oposición.
HÉCTOR MAURIÑO
vasco@rionegro.com.ar