Hoy es 25 de mayo, 198 aniversario patrio. Una fecha, en los papeles, más propicia para festejar unidos que para despotricar, divididos, en lugares tan distantes como los monumentos a la Bandera, en Rosario, y al gaucho de las montoneras, Martín Miguel de Güemes, en Salta.
Y sin embargo, el gobierno -que vendría a defender el todo- estará en la capital del norte más pobre, aceptando el desafío del campo -que en rigor representa a un sector, pujante, pero sector al fin-, en franca rebeldía por el aumento a las retenciones móviles a la exportación de soja y girasol.
El "campo" -adelantó el entrerriano Alfredo De Angeli-, pretende constituirse en asamblea popular y avanzar, a destiempo porque no hay una elección a la vista, en sus cuestionamientos al modelo agropecuario que busca cambiar.
"Está todo como para que cantemos el cumpleaños feliz y quizá, cuando prendamos la luz, terminemos asistiendo a un velorio", le dijo hace una semana a "Río Negro" el jefe comunal de la localidad de Las Rosas, Raúl Ponzio. Vale doble la manifestación porque este in
tendente pertenece a un partido vecinalista K, que se lamentó a lágrima viva por la "oportunidad histórica" que está dejando pasar la Argentina, beneficiada por la demanda internacional de alimentos.
Pero es así. La tozudez y la desconfianza entre las partes se mantiene intacta a dos meses y medio de iniciado el entuerto. Hay matices ideológicos, con cortes de ruta, paros, desabastecimiento y encarecimiento del costo de vida, pese a que el INDEC controlado por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, insiste en difundir cifras inflacionarias ridículas.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, cada vez más enfrentado con el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi -se trenzaron en el vergonzoso minué del último jueves en el Ministerio de Economía-, defiende las posturas más duras del ex presidente Néstor Kirchner: no se negocia "bajo extorsión" y resulta intolerable que el acto de Rosario sea numéricamente más importante que el de Salta.
El gobierno está dispuesto a discutir mercados a futuro, pero no volver atrás con las polémicas retenciones móviles. Y también seguir intransigente aunque admite errores en la medida original y promete salvaguardar a pequeños y medianos productores.
Kirchner ensayó una tibia autocrítica y reconoció que la presidenta Cristina Fernández perdió imagen positiva, 20 puntos en dos meses, según la consultora Poliarquía. Consideró que una vez liquidado el pleito, "se podrá hacer parir" este segundo turno K, con el pacto social del Bicentenario.
"Es un período de transición -se evaluó en la pingüinera-, atravesamos un mal momento pero al mismo tiempo se están sincerando los actores y los medios de difusión. No hay clima de cele
bración. Hoy estamos viendo de qué lado está cada uno y cómo reordenamos el tablero. Si Dios quiere y la soja sigue ayudando, habrá entendimiento. Todavía tenemos por delante el 9 de julio".
La economía -la macro sobre todo- sigue funcionando bien. El ministro Carlos Fernández, quien ya pisó en falso en su primer contacto con las 4 entidades rurales, destaca: hay mil millones de superávit comercial por día y la balanza sigue siendo favorable; el sistema financiero está sólido (los principales bancos no han visto afectados sus depósitos y el Central frenó una corrida hacia el dólar, haciéndolo incluso bajar) y el nivel de reservas orilla los 50.000 millones de dólares.
Los públicos discursos conciliadores -Cristina dijo que es preferible acordar que pelear, y los productores resolvieron promover la desactivación de los piquetes como forma de pacificar y responder a los llamados de la Iglesia-, chocan con los enfrentamientos privados que luego se multiplican a través de declaraciones altisonantes por radio y televisión.
Alberto Fernández, además, afirma que ya el campo se pasó a la oposición y que la manifestación de hoy en Rosario contará con la participación "oportunista" desde "(Néstor) Pitrola, del Partido Obrero, hasta (Mauricio) Macri)".
Es cierto que los partidos que se oponen al gobierno no han podido usufructuar institucionalmente el problema. La que más se movió fue Elisa Carrió, de la Coalición Cívica. Hace un mes, el intendente de la ciudad de Buenos Aires, ordenó a sus huestes "no involucrarse" para no desgastarse. Pero como la intensidad de los cruces fue creciendo y el kirchnerismo fue acorralado, cambió de táctica.
En Rosario, entre el público (los organizadores no los invitarán a subir al palco), prometen estar además de "Lilita", Gabriela Michetti, del PRO, Gerardo Morales, de la UCR, y dirigentes de partidos de centro y derecha.
Entre tantos desbarajustes, la Iglesia afirmó que la pobreza y la indigencia aumentaron y eso provocó un rechazo de la presidenta y la ministra de Acción Social, Alicia Kirchner.
Ex gobernador de Buenos Aires y experto en temas agrarios, el diputado Felipe Solá, subrayó que la pelea es "por la plata y por el honor". Combinación fatal: así decae la actividad, merma la producción y, como apuntó Solá, no habrá mesa bien servida para los argentinos.
ARNALDO PAGANETTI
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar