JOHANNESBURGO (AFP) - Más de 25.000 inmigrantes han huido de la ola de violencia xenófoba en las barriadas marginales de Sudáfrica y se hacinan en centros de acogida provisionales, donde soportan condiciones sanitarias deficientes y el frío del invierno austral.
"La Cruz Roja ayuda actualmente a más de 25.000 desplazados, distribuidos en 21 centros, principalmente en Johannesburgo", la capital económica donde los ataques a los inmigrantes estallaron el 11 de mayo, afirmó a la AFP Françoise Le Goff, directora de la entidad para África austral.
"La situación se ha deteriorado desde que los actos violentos se extendieron a Durban y a El Cabo" en los últimos días, agregó.
La violencia que asoló las villas miseria de Johannesburgo, y se propagó a Durban (este), el gran puerto en el Océano Índico, y a Ciudad del Cabo (sudoeste), centro turístico y sede del Parlamento, ha contagiado a siete de las nueve provincias del país.
Por lo menos 42 personas murieron y los heridos se cuentan por centenas, mientras que miles de extranjeros optaron por tomar el camino de vuelta a casa.
Aunque el número de incidentes ha disminuido, gracias a un imponente despliegue policial y militar, los desplazados siguen llegando a los campamentos improvisados, a menudo cerca de las comisarías porque la incertidumbre sigue persiguiendo.
La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch urgió al gobierno sudafricano a "proteger a las víctimas para garantizar la justicia" asegurándose de que los inmigrantes, muchos de ellos ilegales, puedan testificar.
A los extranjeros, entre los que destacan tres millones de zimbabuenses, se les acusa de apoderarse de los empleos y de contribuir a la criminalidad en un país donde el desempleo y la extrema pobreza afectan a un 40% de la población.