Sábado 24 de Mayo de 2008 Edicion impresa pag. 14 > Regionales
La escuela industrial de Viedma sigue funcionando a medias
Está siendo remodelada íntegramente. Los chicos no tienen talleres y cursan en tres edificios diferentes.

VIEDMA (AV).- El Centro de Educación Técnica N° 6 continúa funcionando en tres edificios diferentes. Las obras de refacción valuadas en dos millones de pesos que se iniciaron a fines de enero aún no terminaron y los alumnos deben concurrir dispersos a sus turnos, además de resignar las horas de contraturno en los talleres que todavía no están aptos para el dictado de clases.

La ex Escuela Industrial fue creada en 1964 y desde entonces se ha transformado en un pilar de la educación media viedmense. Tiene más de 700 alumnos y 265 docentes. Pero la falta de mantenimiento sostenido en estas cuatro décadas obligó a una intervención profunda del Estado que inició un recambio total de las aberturas y una completa reparación que permitirá próximamente contar con un edificio ejemplar.

"Si las obras hubieran empezado antes, en noviembre o principios de diciembre, ya estaríamos tal vez funcionando normalmente", dice Osvaldo Vázquez, su director, quien está orgulloso por la escuela que le tocará dirigir una vez que sea reinaugurada, pero que reconoce las demoras y las complicaciones que han evidenciado los trabajos llevados adelante por Oriente Construcciones.

En el turno mañana, una parte de la matrícula concurre a las aulas ya terminadas, mientras que el resto lo hace disperso en el Colegio Paulo VI y en la sede Universitaria local, ubicados en el ingreso a la capital. Por la tarde, lo hacen en el CET 6 y en el Paulo VI exclusivamente.

"Hasta hace un mes también nos prestaban el Instituto de Educación Física", sostiene Vázquez admitiendo el problema que significa llevar adelante una escuela en esas condiciones. "Sin embargo la labor de la secretaria general de Educación, María Rosa Pulgini, ha hecho más fácil todo, ya que pudimos obtener resguardo policial para los chicos que asisten fuera de la escuela, tarjetas telefónicas para comunicarnos entre los edificios y el pago de remises", relata el director. Beneficios logrados gracias a estar en la capital provincial. "Yo voy a cada rato a pedir cosas al Ministerio y me atienden. He trabajado en otras ciudades y por supuesto que no era igual", dice, mientras recorre el imponente edificio de dos plantas y con un taller equipado con máquinas modernas y algunas más antiguas. Todas esperando el momento para ser usadas por los alumnos. "Los de primero están ansiosos por saber cómo son lo talleres y los más grandes saben que están perdiendo valiosos conocimientos", cuenta Vázquez.

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