Las palabras que pronunció el martes monseñor Jorge Casaretto, en las que afirmó que la cantidad de pobres en el país no sólo no está bajando sino que "está aumentando", dispararon un nuevo frente de batalla entre el Gobierno y la Iglesia.
La presidenta Cristina Fernández,la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y el ministro del Interior, Florencio Randazzo, salieron a cuestionar las declaraciones del presidente de la Comisión de Pastoral Social del Episcopado, al considerar que una "percepción, es una visión sesgada de la realidad".
La jefe de Estado salió en un acto en el Chaco a defender los índice oficiales que dan cuenta de un descenso de la pobreza, como ratificaron ayer las sospechosas mediciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Pidió a los argentinos que la "ayuden" para "convencer a los que todavía dudan".
El problema del gobierno es que pretende "convencer" con datos en los que la gran mayoría descree. Y el organismo que los emite está totalmente desacreditado por las denuncias de manipulación que realizaría el gobierno para favorecerse.
Los datos oficiales fueron fuertemente cuestionados por el titular de la Comisión de Pastoral Social de la Iglesia, monseñor Jorge Casaretto y dirigentes de la oposición que advirtieron que por el contrario, en los últimos meses se registró un crecimiento en el número de pobres a causa de la inflación.
"Hoy vemos aquí el testimonio del trabajo, el testimonio de la industria, el testimonio de un pueblo que a partir de un proceso de industrialización ha logrado mejorar sus índices", enfatizó ayer la jefa de Estado al inaugurar una fábrica textil, de capitales brasileños, en la localidad chaqueña de Puerto Tirol.
Afirmó que aquellos que "creen que pueden debilitar a un proyecto económico y político atacando las instituciones, les vamos a demostrar que no tienen ni la fuerza ni la valentía para vencer al pueblo argentino".
La Presidenta pidió "a todos los argentinos que me ayuden a convencer a los que todavía dudan, a los que todavía no creen que este sea el camino a seguir".
"Les pido que me ayuden a ablandar el corazón de muchos que quieren todo y no entienden que es necesario mejorar la distribución del ingreso, que es necesario entender que cuanto más trabajo tengan los argentinos, cuando mejor salario tengan, mayor cohesión social, vamos a estar en condiciones de mejorar y producir más riqueza", remarcó.
El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, se sumó a la polémica, al señalar que "si se mantienen altos los índices de inflación, el país va a tener más pobres", y reconoció que en la ciudad de Buenos Aires "hay un leve crecimiento" en el número de personas carenciadas.
El diputado nacional Claudio Lozano criticó al Gobierno, al sostener que "después de cinco años de crecimiento hay 13 millones de argentinos que viven en la pobreza" y advirtió sobre "la manipulación del índice de precios al consumidor, que deprimiéndolo a través de la intervención que hay sobre el INDEC, se llega a la definición de que la pobreza baja".
(DyN y Télam)