Vialidad Nacional aceptó el planteo de una empresa frutícola y modificó la traza de la nueva Ruta 22 entre Regina y Chichinales.
La ampliación del camino nacional no se ejecutará siguiendo el diseño original para no perjudicar el desarrollo de un establecimiento con producción orgánica, cuyos dueños habían presentado un recurso de amparo ante la Justicia.
Después de la medida de no innovar dictada por la jueza federal de Roca, María del Carmen García, el organismo responsable de las obras decidió que los dos nuevos carriles en la zona de Otto Krause sean trasladados hacia el norte de la ruta actual.
Desde el punto de vista geográfico no habrá grandes modificaciones, porque en vez de sumar un carril al norte y otro al sur, la flamante construcción se ubicará completamente al norte. Es decir que los que abandonen el Alto Valle lo harán por los dos carriles actuales y quienes lleguen transitarán por el asfalto nuevo.
De todas maneras los cambios tienen importancia en dos aspectos. Uno de ellos es la protección de la producción orgánica entre los kilómetros 1.121 y 1.123, porque se evitó la tala de una gran cantidad de árboles que conformaban la obligatoria zona “buffer” de esas plantaciones de frutales sin pesticidas.
La otra consecuencia relevante tiene que ver con los posibles efectos que genere el caso, sobre todo cuando las obras de ensanchamiento se acerquen a las zonas urbanas.
No pocos estimaron durante las últimas semanas -después del fallo que benefició a la empresa frutícola- que una temprana concesión sometería a Vialidad Nacional a una larga lista de reclamos judiciales de parte de aquellos que sienten que el diseño de la nueva Ruta 22 será perjudicial para sus intereses particulares.

Todo listo para talar

La obligación de revisar el proyecto original de ampliación surgió después de la presentación judicial iniciada por la Compañía de Producción Frutihortícola y por Servicios Orgánicos SRL. Se trata de los propietarios de  la Chacra 26 y la planta de producción, clasificación, empaque y enfriamiento de fruta orgánica. Esas instalaciones, sobre la margen sur de la ruta en la zona de Otto Krause, están rodeadas por una vasta arboleda, que constituye la indispensable zona de protección que exigen las certificadoras que avalan la calidad de los frutos antes de ser exportados.
La UTE que lleva adelante el ensanchamiento, conformada por Vial Agro y CN Sapag, tenía todo listo para derribar esos árboles cuando se dictó la medida cautelar desde el Juzgado Federal roquense, el 29 de abril.
A partir de allí comenzó un análisis interno de parte de los técnicos de Vialidad, que concluyó con la nota 0724/8, en la que Oscar Cueto -jefe de la División Conservación del distrito Río Negro- ordenó al supervisor de la obra proceder al “corrimiento del proyecto” desde el kilómetro 1.121,50 hasta el 1.123,50. Esa resolución se firmó el 8 de mayo y ese mismo día fue transmitida a las constructoras que ganaron la licitación para ampliar el camino entre Chichinales y General Godoy.
Además de “no perturbar la arboleda existente del lado sur”, la comunicación destacó que “esta medida permitirá radios de curvatura algo mayores en las curvas existentes en ambos extremos de ese tramo y así evitar una eventual superposición del derivador de acceso a Otto Krause con el establecimiento frutícola ubicado en dicha intersección -en el lado izquierdo- que es el único lugar que se dispone para el ingreso y egreso de camiones”.
La decisión de Vialidad también fue remitida al estudio jurídico Etcheverry de Roca, asesores legales de la firma frutícola, quienes desistieron de continuar con las acciones legales por considerar que el eventual peligro para su producción quedó subsanado. (Redacción Central)