SAUZAL BONITO (enviado especial, Rodolfo Chávez) - Este pequeño pueblo de agricultores y crianceros está alborotado y a la espera del "golpe" que prepara el río Neuquén. Hay un enorme helicóptero en la canchita de fútbol, las mamás andan con las chivas a upa, los caballos se paran en dos patas y trepan quejosos hacia la barda. La misión es clara: escapar de la crecida que se aguarda para las próximas horas y que será peor que la de 2006, de la que todavía no se reponen.
"Va a ser de noche, siempre es de noche", asegura José, de la comisión de fomento.
¿Por qué de noche?
Porque sí, la otra vez el golpe vino de noche.
Ha de ser de traicionero nomás que el Neuquén cubrirá la mitad de las casas del poblado, a 155 kilómetros de la capital neuquina.
Sauzal Bonito es un lonja fértil que bordea a un enfurecido y chocolatoso Neuquén. La fertilidad termina en una pared de bardas muy altas donde se ubican la nuevas casas, ahí protegidas.
Están comprometidos los vecinos de abajo, los que viven en las chacras y tiene pertenencias y animales allí.
El río se ensaña con Sauzal, un pueblo que tiene dueño. A fines de los 90, las tierras fueron rematadas por la provincia y quien compró el campo adquirió también el pueblo. La provincia nunca solucionó el tema. En cambio apura la construcción de la presa Chihuido I, que contendrá las crecidas.
El drama de estas horas le pasa, por caso, a Alejandra Álvarez, madre de cuatro chicos, de 100 pollitos bebé y de 150 emplumados de 48 días.
Alejandra tiene también algunas chivas a las que llama por su nombre y debe en pocas horas llevarlas al corral que levantó al pie de la barda. Está embarrada, nerviosa, pero no pierde la amabilidad, ni el humor.
Junto a los corrales, con palos y nailon negro está el refugio donde deberán aguantar el "golpe" con toda su familia. Alejandra -que vive de la producción que vende en la feria de Huincul- afirma que está vez la están ayudando, por lo menos con los traslados y los corrales.
"La otra crecida me llevó animales, me arruinó los pisos y los muebles. Me dijeron que me iban a ayudar. Todavía estoy esperando", dice y sigue acarreando.
A las cinco de la tarde, los hombres llevan aves en un bins. Están exhaustos y embarrados. Llama la atención la velocidad con que una camioneta de Defensa Civil pasa por la calle, salpicando a todos. El vehículo es uno de los que llegó para ayudar.
Ayer, en apenas una hora, la población creció un 50%. Es que a los 300 habitantes se sumaron 150 visitantes, con mayoría de personal del Ejército, con carpas, camiones,botes y efectivos preparados para el rastreo y rescate de personas se asentó en el lugar.
El general Hernán Prieto Alemandi supervisó el operativo y recorrió con la vicegobernadora Ana Pechen la zona afectada.
A diferencia de2006, esta vez todo parece estar preparado, aunque el desorden es evidente.
"La otra vez nos agarró con los animales en una isla, se me fueron cinco chivas", cuenta Norma Jara, quien ya puso a resguardo tres caballos y dos vacas. En la anterior crecida, fueron más de 10.000 metros cúbicos por segundo: se llevó casas, muebles, cercos y animales. Esta vez hubo alerta temprana. Pero, se sabe, el agua que hace posible este vergel es destructiva, cuando llega de golpe.