Para Sinclair, esas vías son como guardianes de nuestras células, que las conservan saludables y vivas durante más tiempo. "Creemos que utilizando fármacos dirigidos a esos genes, podemos obtener amplios efectos, no sólo para una enfermedad a la vez, sino para muchas. Imagine una píldora contra la diabetes que también retrase el cáncer, la enfermedad cardíaca e incluso las cataratas", destaca el investigador estadounidense.
Su investigación ha demostrado un incremento del 30% en la duración media de la vida de ratones y células de levadura, y un 59% de incremento en cierto tipo de pez de vida corta. En humanos, él cree que es concebible lograr un 30% de incremento en la duración de la vida.
"La clave no es tanto el poder vivir más tiempo, sino el conseguir que cuando uno tenga 90 años de edad se sienta como si tuviera 60", acota Sinclair. "No se trata de dejar más tiempo en sillas de ruedas a las personas ancianas. Esta molécula realmente prolongaría la vida útil. Uno aparentaría menor edad y posiblemente evitaría el inicio precoz de enfermedades propias de la vejez."
Un reciente estudio hecho por Sinclair revela que el resveratrol tiene además, la capacidad de emular a la dieta hipocalórica, común en las sociedades con mayor longevidad. Pero en el laboratorio de Harvard han desarrollado moléculas que son mil veces más efectivas que el resveratrol. Actualmente, el científico se encuentra trabajando en la segunda fase de las pruebas clínicas de algunos de sus fármacos en humanos con diabetes.