LIMA (DPA).- El debate sobre los biocombustibles quedó en la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (ALC-UE) en Lima en el medio de una lucha de intereses entre los países productores y quienes los objetan por su efecto sobre el medio ambiente y el alza de los precios de alimentos.

La canciller federal alemana, Angela Merkel, confirmó que en la reunión de Lima hubo una discusión sobre los biocombustibles, en la que se expresó la preocupación sobre una contradicción que plantea por las consecuencias que tendría sobre el cultivo de alimentos. Saludó sin embargo la producción de biocombustibles. La cumbre estuvo precedida por esta polémica y circularon fuertes rumores sobre intensas presiones de países productores para que el biofuel no fuera cuestionado.

Finalmente, la Declaración de Lima sólo ocupó una línea en la que se expresó la voluntad de intercambiar experiencias sobre tecnología, normas y regulaciones sobre biocombustibles.

Brasil es el segundo productor mundial de biocombustibles y su presidente es un activo defensor de esta fuente de energía renovable en base a rezagos de caña de azúcar. "Nuestra experiencia de 30 años demuestra que el aumento de la producción de etanol no causa degradación ambiental. A lo largo de ese período, aumentamos la producción de alimentos para toda la población brasileña y además ampliamos nuestra participación en las ventas internacionales", argumentó.

Lula advirtió en tanto que el alza mundial en los precios de los alimentos tiene otras causas, entre ellas el proteccionismo agrícola vigente en los países ricos, que genera "distorsiones" en el comercio mundial.

En cambio, el Instituto Internacional para la Investigación en Políticas Alimentarias consideró que las distorsiones en el mercado mundial de alimento son generadas por las subvenciones que otorgan la Unión Europea y Estados Unidos a los biocombustibles, por lo que urgió a poner fin a esos subsidios. Según la CEPAL, un alza del 15% en el valor de los alimentos provocaría que otros 15,7 millones de latinoamericanos caigan en la indigencia.

Con una protesta en las ruinas incas de Machu Picchu en fechas de la cumbre, la organización ecologista Greenpeace alertó que la producción de biocombustibles tendrá un grave impacto en los bosques nativos de América Latina.

"La producción de biocombustibles está siendo impulsada por los gobiernos de los países industrializados como una 'solución rápida' para el problema de emisiones de gases de efecto invernadero, pero lo que están generando son más problemas que soluciones. Si lo que realmente queremos es proteger el clima, necesitamos proteger los últimos bosques nativos que quedan", denunció la activista de Greenpeace María Eugenia Testa.

La utilización de tierras para la producción de materia prima para biocombustibles puede desplazar otras plantaciones agrícolas o la cría de animales a regiones de menor rendimiento o que deben ser deforestadas para su uso. Naciones agrícolas como Brasil y Argentina quieren ampliar sus producciones de biocombustibles, a base de caña de azúcar y soja, respectivamente, mientras que países como Perú y Ecuador, con una menor base agrícola, temen que la constante subida de los precios de los alimentos pueda convertirse en un foco de inestabilidad política.

La presidenta de Chile alertó que uno de los desafíos más graves de América Latina es "la crisis alimentaria porque entendemos que puede constituirse en una enorme barrera para el crecimiento y puede desatar graves conflictos sociales y políticos".

El comisario europeo de Comercio Exterior, Peter Mandelson, recomendó durante la cumbre llevar adelante una "conducta prudente en la producción de biocombustibles" y urgió a desarrollar los denominados biocombustibles de segunda generación, que generan menos dióxido de carbono y no utilizan materia prima destinada a la alimentación.