PALENQUE, México (AP).- La leyenda dice que los mayas tenían 13 calaveras de cristal que, si eran unidas, podían salvar la Tierra. El mito, tan extraño como fantástico, inspiró la nueva cinta de la serie de Indiana Jones. Muchos expertos aseguran que las calaveras son un cuento probablemente elaborado por comerciantes de antigüedades en el siglo XIX.
La historia de las calaveras abarca varios siglos y continentes, y es probablemente más extraordinaria que la que pinta la cuarta película de la serie de Indiana Jones. No está claro qué versión de la leyenda se cuenta en "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal", que estrena el próximo jueves en la región. La trama aparentemente gira en torno de la búsqueda de las calaveras por parte de Jones y de los soviéticos en la década de 1950.
Hay cientos de calaveras de cristal, pero pocas que daten de antes de 1860, cuando se pusieron de moda entre los europeos las reliquias prehispánicas.
Eugene Boban, un colorido comerciante de antigüedades francés con un pasado medio turbio, se instaló en México tras la invasión de Francia y comenzó a exportar objetos. Sacó del país numerosas calaveras que terminaron en manos de coleccionistas privados de Nueva York, París y otras ciudades. A los compradores se les decía que las calaveras habían sido hechas por los mayas, cuya civilización tuvo su apogeo entre el 300 y el 900 de la era cristiana. Pero no hay documentación que indique que en un sitio arqueológico oficial hayan sido halladas calaveras de cristal.
Hay quienes dicen que las calaveras pueden emitir luz y también concentrarla, proyectar visiones e incluso influenciar fuerzas terrestres. Estas creencias siguen vivas en la selva del sur de México, entre los lacandón, los únicos sobrevivientes mayas que no han sido asimilados y quienes veneran las calaveras.
A la sombra de las ruinas de Palenque, el sacerdote lacandón K'in García abanica incienso de copal y sostiene un pesado cráneo de cristal sobre su cabeza durante una ceremonia en honor de Hacha'kyum, la diosa maya de la creación. García, hijo del anciano más respetado de Lacandón, Chan Kin, cree que la calavera tiene poderes especiales, incluida la capacidad de evitar enfermedades y la deforestación de la selva donde vive la tribu. "Cuando estoy solo de noche, empieza a brillar y emite una luz. Permanece así un minuto aproximadamente", dijo García.
A miles de kilómetros, en Washington, Jane MacLaren Walsh tiene una calavera en su oficina del Instituto Smithsoniano. Duda que los mayas de la antigüedad hayan tenido cráneos de este tipo. La antropóloga pasó más de una década estudiando las calaveras más conocidas, como las que están en el Museo Británico y en el Museo Quai Branly de París, así como la del Smithsoniano. Dice que tienen un estilo distinto al de las representaciones de cabezas de muertos de la era prehispánica y que a menudo tienen marcas microscópicas de herramientas que no estaban disponibles en la era prehispánica. "Ninguna de estas calaveras es antigua", afirmó.
El Museo Británico considera la calavera una curiosidad y señala que su origen data "probablemente de Europa, del siglo XIX". Es posible que estén circulando numerosas imitaciones de dos calaveras de cristal reales exhibidas en el respetado Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México. Son más pequeñas e imperfectas que las de los museos europeos y forman parte de las colecciones de objetos aztecas y oaxacanos. El museo las describe como piezas del último período prehispano o de comienzos de la era colonial.
La leyenda de las calaveras tiene muchos creyentes. Seguidores de la New Age relacionan las calaveras con la creencia de que el calendario maya dura hasta el 21 de diciembre del 2012, en que llega al fin de un ciclo de 5.126 años. Según esta teoría, hay que juntar y alinear las 13 calaveras para evitar que el mundo se salga de su eje.