Sábado 17 de Mayo de 2008 Edicion impresa pag. 31 > Sociedad
Diez años para lograr un par de sillas de ruedas
Los chiquitos viven en una pequeña vivienda. Toda la familia duerme en la misma cama.

RINCÓN DE LOS SAUCES (ARS).- Al cabo una larga lucha, una humilde mujer de Rincón de los Sauces consiguió un par de sillas de ruedas para sus hijos discapacitados, de once y ocho años. Durante lo que llevan de vida, los chicos no saben de paseos pues han permanecido casi siempre dentro de una pequeña y precaria habitación. La pieza y una cama de plaza y media conforman su lugar en el mundo.

La mujer y sus tres hijos (hay una menor sin problemas) viven en condiciones precarias en un espacio reducido y sin acceso a servicios esenciales.

Andrea Cerna de 31 años, es madre de Jesús y Brisa, dos niños que al nacer, sufrieron ataques cerebrales graves que les provocaron discapacidades físicas y mentales avanzadas.

Con fuerza y permanente lucha, Andrea crió a sus pequeños como pudo, siempre dependiendo asistencia social, donaciones y de la caridad de sus vecinos. Pero en esta cuidad que genera millones de dólares por hora en la explotación petrolera, Jesús esperó diez años y Brisa ocho para conseguir las sillas de ruedas.

La donación estuvo a cargo del Ministerio de Desarrollo Social de Neuquén que cumplió al poner en movimiento la maquinaria social de la provincia, de escasa presencia en esta localidad.

Jesús, Brisa y la más pequeña, Jésica, duermen con su mamá en una cama de una plaza y media. Si la cama fuera de dos plazas no entraría en la habitación.

En el único ambiente sólo entran una mesa, dos sillas, una heladera, un anafe y la cama donde los niños con problemas, pasaron gran parte de su vida, al no tener silla de rueda para sacarlos a dar un paseo.

"Río Negro" compartió para de la mañana con la familia. Poco espacio, pocas cosas, mucha limpieza.

Jesús despierta y presenta su primera convulsión de las muchas que debe soportar a diario. Mamá lo abraza fuerte y espera que pase. Pasa.

El flash de la cámara fotográfica lo sorprende pero parece no molestarle y Jesús mira cómplice, como sabiendo que sería el centro de atención por algunos minutos.

Su hermanita más pequeña, duerme a los pies de Jesús, acomodada para aprovechar el reducido espacio de la cama. Ella no puede caminar y al igual que su hermano, presentan deficiencias que sólo pueden ser superadas con el amor de Andrea y su interminable fibra de madre.

Ahora los chicos tienen sillas de ruedas y desde el mismo Ministerio se comprometieron a ampliar la vivienda. La familia necesita asistencia permanente. Andrea recibe dos cajas de comida por mes y hasta el año pasado accedía a los pañales para los pequeños. Con el cambio de gobierno los pañales se terminaron y la lentitud en el sistema sumó nuevos problemas..

La mamá no puede trabajar pueslos chicos demandan atención permanente. Solo trabajos de planchado y lavado, muchas veces a mano, generan una entrada de dinero. Brisa necesita atención kinesiológica: no camina y al estar siempre en la cama sus músculos se atrofian.

Al mismo tiempo que Andrea contaba a su caso, Rincón inauguraba un nuevo rally con un costo de 50.000 pesos y no muy lejos de la humilde vivienda, un circo mostraba sus animales a decenas de chicos alborotados. Para Jesús y Brisa todo ocurre en otro plano.

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